NUEVAS ANDANZAS
DE LA “BANDA”
En Bocairent, descubriendo un pintoresco
pueblo de Valencia
Después de
la anterior visita a Letur, metidos ya en racha imparable, asumimos pasar un día en Bocairent.
Conseguimos
aparcar en la entrada del pueblo tras algunos regates o revueltas.
-¿Hacia
dónde vamos, Blas?
-No tengo ni
idea.
-¿Quieres
decir que no has planeado la visita, ni conoces el pueblo?
-Pero he reservado
una mesa en el bar Ximo de la plaza del Ayuntamiento para comer a las 14:30.
-Pues
vayamos hacia allá y veamos qué encontramos.
En estos
casos suelen darse vacilaciones, idas y venidas sin sentido... hasta que los
lugareños te van informando debidamente, uno tras otro.
Medio grupo iba delante, Gloria, Francisco y Blas, cuando Maribel descubre un taller artesanal de mantas, capas, etc. al que desea entrar, ya que sigue cursos de patronaje y costura en Elche.
Convocamos al grupo delantero y nos incursionamos
todos en el taller del maestro artesanal del TELAR DE CABANES, Vicente Cabanes
Cantó.
Le compro un trompo que tenía sin vender y acaba mostrándome su colección particular de trompos (peonzas) de todo tipo y tamaño, guardados en una coqueta caja de madera.
En Bocairent existe una tradición que incluye competiciones de habilidad y virtuosismos con trompos. Y Vicente participa habitualmente en los certámenes de las fiestas del pueblo.
Me deja explayarme sobre mi afición peoncera, a pesar de que mi colección es la mitad que la suya, y a la tercera o cuarta vez que le pido precio me ofrece, por fin, el trompo a 20 €.
Previamente me sugiere que lo baile y él mismo lo lanza también para clavarlo girando en
un cuadradito de una mesa.
No me acepta el regateo, que es una pieza artesanal, pero luego le descuenta 10 € a mi mujer, que le compra una capa corta de dos caras, dejándosela en 120 €.
Todas sus producciones y diseños son exclusivos, artesanales y de máxima calidad. Una manta grande de 1’35 x 2’50 vale 1500 €.
Cuando nos
vamos a marchar del taller nos solicita unos minutos para explicarnos que todos
sus telares (menos uno) son manuales, que usa casi 6.000 hilos de lana con poliéster de
dieciocho colores, (en vez de los nueve que se usan en los telares industriales), para confeccionar una manta grande, de doble cara independiente, que por lo tanto es reversible.
Finalmente
nos ofrece conocer su trabajo en directo, mientras nos explica todos los pormenores técnicos.
Las fotos
del reportaje me permiten despedirme aquí de Vicente, gran maestro artesano de
telares, (también creados por él en los años 90), y continuar nuestro deambular hacia el
centro del pueblo.
Aunque no
puedo presumir de arte fotográfico, aporto las fotos que buenamente hicimos Blas
y yo, para mostrar plazas, calles, rincones y alrededores del pueblo, en los
que pasamos un día estupendo, comimos bien y compramos además aceite extra
virgen de Sierra Mariola a 39 € la garrafa de 5 litros.
Como esta
crónica es casi privada, ya que la escribo y documento para recuerdo de los
integrantes de nuestra taichinera banda y de Gloria, dejo como remate un abrazo
lleno de mi agradecimiento a todos ellos.