HISTORIA DE
UN TRANCAZO
No estoy
seguro de tener energías y concentración suficientes para tratar el tema.
Dos razones:
El trancazo mismo que, aunque se me han suavizado un par de síntomas, continúa su curso
irremediable de mocos y jodida tos seca.
La otra
razón es que estoy baldado, agotado, por no haber conseguido dormir ni siquiera
dos horas en toda la noche.
Al no
conseguir conciliar el sueño, salvo el primer tirón desde las 23 horas hasta las
24:30, me he pasado la noche levantándome a pasear por la terraza interior o
entretenerme con el ordenador. Cuando los cabezazos del sueño me impedían
entender y seguir una partida comentada de ajedrez, me acostaba de nuevo.
La tos seca,
cursando aún irritación en tráquea y garganta, me desvelaba y me incomodaba.
Vuelta al ordenador. Al acostarme de nuevo me decía: “Aunque no consigas
dormir, relájate y procura aguantar calentito entre las sabanas y el edredón”.
Creo que en ningún caso logré permanecer acostado más de tres cuartos de hora.
Mónica tiene
aún síntomas del catarro, pero mucho más leves. Ella cogió el catarro el viernes pasado y duerme bien. Dice que su tos ya está "cocida", por ende la mía está "cruda".
Yo lo cogí el martes, cuando empecé a moquear y sentirme
un poco raro. Esa noche encontré un recurso para dormir, colocándome sobre el
costado derecho. Hacia el otro lado tenía pitos y ya se sabe lo que jode
intentar dormirse con un ruidito en cada expiración. Me levanté a orinar varias
veces y luego me costaba dormirme pero creo que lo conseguí unas seis horas
en total.
Lo malo fue
sufrir la escalada del catarro desgarrándome la garganta con las toses, ya de
buena mañana.
Mocarme cada cinco minutos y consumir incesantes pañuelos de
papel o papel higiénico, me resultaba molesto, pero tolerable. Romperme la
garganta con cada tos era mucho más serio y preocupante, tanto que no podía ni
hablar pues estaba afónico y subir la voz más allá del susurro, me dolía.
Mónica
empezó a preocuparse y me dijo que iba a ir a la dietética de nuestra amiga Bea
a buscar remedios.
-Voy contigo
–le pedí con mi lastimosa voz rota.
Bea también
ha pasado un catarro similar durante estas semanas pasadas. Aún le queda una
ligera congestión nasal.
-Es la
primera vez que te veo enfermo, –me comenta.- Mucha gente está igual,
abarrotando las consultas médicas y las urgencias, y pidiéndome terapias a mí.
Me
recomienda gárgaras de tomillo, sal y limón; cataplasma bien caliente de
cebolla entre dos paños, sobre el pecho; vahos de eucalipto o menta; bebedizo
de azúcar caramelizada con orégano hervido, limón y miel.
Comprendiendo
que no voy a llevar a cabo tantas operaciones sanativas, nos vende un potente jarabe
de 11 hierbas y vitamina C: Bronquitoran C, (tres vasitos-tapón a lo largo de cada
día).
Finalmente
le pide a Mónica que la whastsappee el jueves informándole de cómo me encuentro. Si no hay mejoría me propone
ponerme los imanes. A ella se los puso Rubén, otro terapeuta que también atiende
pacientes en la habitación de la trastienda de la dietética.
Antes de
encaminarnos a casa, le pido a Mónica acercarnos a la clínica de acupuntura que
ha abierto recientemente nuestro amigo Jose, el que tiene la casa en el
Calvario. Además de acudir a los cursos de acupuntura en Tien, como yo, él
aceptó hacer un año de prácticas con Juma. A mí se me hacía muy cuesta arriba
ir a la consulta de Juma después de mi jornada laboral de profesor en Monóver.
Y encima llegando tarde a las prácticas.
La clínica
estaba cerrada, por lo que Mónica y yo enfilamos hacia casita.
Enseguida me
tomé el pocillo de jarabe y se me ocurrió poner media cebolla en un tazón con
agua para suavizar la respiración y las toses.
Lo último
que tomé sólido fue el desayuno del martes y unas cucharadas de la sepia con
patatas a medio día. No me apetecen ni siquiera los líquidos, aunque bebo agua o tisana con
miel para no tener la boca siempre reseca, sólo pequeños sorbos de vez en
cuando.
Me peso y
encuentro que he perdido unos dos kilos en dos días. Me tomo la temperatura y,
avanzada la tarde del miércoles, me detecta el termómetro fiebre moderada-alta. El resto del tiempo me mantengo en mis 35'5, pues soy hipofébrico
Ayer sufrí
un desagradable accidente, que seguro agravó mi lamentable estado: Me quedé
dormido en el sofá del salón y tuve una eyaculación como colofón de un sueño
erótico.
De ahí en
adelante todo fue a peor hasta esta mañana, que pese a la fatiga física y
mental de la falta de sueño, tengo las toses sin irritación y el moco, algo
verde y menos frecuente.
Resuelvo
subir a la terraza exterior a ver si me despejo un poco. Hace un buen día así
que decido también salir a respirar la calle. Después de dos días de larga y lánguida penumbra
casera ya apetece.
Como excusa
voy a preguntar a la papelería-librería si ya les ha llegado el ejemplar que
encargué el martes: “RetratARTE” de Carlos del Amor. En la recopilación de retratos femeninos que hice en un artículo del blog apenas coincidí con la selección de este libro.
-Tu libro
llega hoy, pero algo más tarde.
Doy las
gracias y aprovecho para sacar dinero de nuestra cuenta bancaria y luego se me
ocurre visitar a Bea para informarle de mi estado y ver si me recomienda una
sesión de imanes.
-Tienes
mejor cara. ¿Has hecho las gárgaras?
-No, pero
las haré cuando llegué a casa. Estoy tomando el jarabe y pensándome lo de la
cataplasma.
-Puedes
seguir viniendo a verme y evaluaré cómo lo llevas.
-Estoy
mejor, ya puedo hablar aunque sea con voz ronca, tengo la moquera menos fluida
y la molesta tos perruna no me irrita la garganta.
-Las
gárgaras limpian la posible infección y son el primer tratamiento a seguir. Te
dejo, que tengo un paciente en la salita.
Le doy las
gracias y nos despedimos sin más ceremonia. “Chao”
Al salir a
la calle pienso en dar un paseíto por las afueras soleadas del pueblo.
Antes de
encauzar mis pasos para casa, paso por la clínica SHUI de Jose.
Está cerrada
aunque ofrece dos teléfonos de contacto, que de momento no tomo.
Ya en casa
me preparo y hago las gárgaras.
Como los
paseos han logrado despejarme un poco, le digo a Mónica que podíamos dar una
vuelta esta tarde.
Especulando
un poco acerca de tanta repentina enfermedad encontramos varias causas: el frío
y viento húmedo que nos encontramos en Santa Pola el jueves pasado; y en San
Blas, yendo y viniendo a casa de mi hermana “Perla” el sábado; el haber pasado
un largo rato con Bea acatarrada el martes pasado en su dietética… y no
olvidamos las radiaciones electromagnéticas de las antenas omnipresentes del 5G
y los chemtrails, que pueden haber vertido sus tóxicos metales pesados a lo
bestia aprovechando lo nublado del cielo. Las hojas de nuestras coles lucían
maravillosamente hasta que un día aparecieron con una pátina blancuzca que no
se les va.
Se me
cierran los ojos. Fin de la crónica.
P.D. Llevo
hechas dos sesiones de péndulo para mejorar la salud de Mónica y mía y otras
dos de taichí. La que hice en plena noche no la terminé porque me desconcentré
irremediablemente. La de esta mañana me salió del tirón, pese a la somnolencia
que me tiene echo una caquita.
¡Quiero
estar sano y dormir a destajo como un marrano!
(Antes de ir a recoger el libro venzo la cabeza sobre los brazos en la mesa del ordenador y tengo un sueño maravilloso de casi una hora. Mientras dormía era consciente de que estaba durmiendo y de que mi mente me trataba amorosamente, sin incordiarme con sus tontos miedos y angustias. Imagino que hubo una asistencia espiritual, que agradezco profundamente).
Lo vivido hasta ahora se asemejaba a un encierro forzoso e inquietante, a una prisión.
VIERNES: Aguanto en la cama desde las 12 a las 7. Antes de acostarme me había quedado dormido en el salón frente a la tele un buen rato, tal vez una hora y media, según Mónica.
Durante la noche me levanto a orinar a las 5:20, aunque lo hago por refrescarme un poco, ya que me siento acalorada la cabeza.
Para evitar los pitos elevo la almohada siguiendo el consejo de Mónica.
-En el sofá te has dormido sin problemas. Podías probar con dos almohadas para tener la cabeza más erguida.
Una parte de la noche he estado desvelado buscando la postura mejor, intentando expectorar las flemas traqueo-faríngeas, buscando una respiración plácida. A esto último me ha ayudado que ya no moqueo apenas. Pese a todo ello creo haber dormido unas cinco horas y me siento mejor que ayer.
-¿Quieres desayunar?
- No, gracias, prefiero seguir con el ayuno.
¡Cuidemos la salud a tope que sin ella no somos nada!
¡Si nos dejan! Olores ominosos de gasoil, (como en el trenet de Elche), y otras mierdas se respiran últimamente demasiado a menudo en la calle.
Hoy, sábado 18 de febrero, Maribel nos contacta tras dos semanas de silencio. Habíamos especulado diversas explicaciones. Lo que nos dice Maribel es que han estado las dos semanas con un trancazo brutal. La amiga Bea redunda en el argumento de las radiaciones electromagnéticas, que ella misma ha sentido bajarle al pecho desde los auriculares inalámbricos.
¡Danos paciencia, Señor, y si te es posible un poco de Justicia, que no sabemos que hemos hecho para merecer tanto castigo!