CÓRDOBA,
HORNACHUELOS.
VIAJE Y REUNIÓN
Este relato-crónica de un viaje y un encuentro multitudinario
me lo planteo desde la máxima sencillez y naturalidad, evitando pormenores
farragosos y florituras literarias. Iré al grano, que hoy prima la imagen sobre
la palabra escrita y predominan la prisa y la atención volátil por el impacto
de tantos canales televisivos e Internet en móviles y demás aparatos
tecnológicos de comunicaciones.
El viaje lo emprendimos Mónica y yo saliendo de Mutxamel
(Alicante) en nuestro Nissan Micra del 2003, en dirección a Córdoba, tal día
como el 14 de abril de 2023, a las 10:30 aproximadamente.
Nuestro plan, previamente concertado, incluía alojarnos en
el hotel Averroes de Córdoba, donde ya teníamos reservada una habitación para
las noches del viernes, 14 y el sábado 15.
Los planes de viajar con nuestro amigo Rafael Ruiz-Ruano,
dispuesto a recogernos en la puerta de nuestra casa y retornarnos a ella cinco
días después, no le gustaban a Mónica.
El encuentro de antiguos seminaristas de Santa Mª de los
Ángeles en Hornachuelos, (ingresados allí en los años 1963-64 básicamente),
carecía de interés personal para ella. De todos modos, prefería acompañarme a
quedarse sola en casa una semana.
Nuestro amigo Rafael Ruiz-Ruano vive en Gerona pero es
oriundo de Priego de Córdoba. Habíamos pasado juntos el día 12 comiendo en el
LIDU y jugando al ajedrez, (3-2 me ganó Rafael), acompañados también por otro ex-seminarista
cordobés, Miguel López Navarro, (residente en Elx), que por complicaciones de
salud decidió renunciar finalmente al evento de Hornachuelos.
Las opciones de acudir a Córdoba con Rafael y volver a
Alicante en tren, (mientras él se quedaba unos días en Priego con familiares y
amigos), o la opción de viajar Mónica y yo en tren tanto de ida a Córdoba, como
de vuelta a Alicante, quedaron truncadas por la imposibilidad de obtener
billetes de RENFE para esas fechas.
Resueltos a viajar en nuestro coche, consultamos el tema del
hotel a Miguel. Nos recomendó el Averroes, que ofrecía una única habitación
doble los días 14 y 15. Nos apuntamos también al viaje contratado por Andrés
Osado para cubrir el trayecto entre Córdoba y nuestro ya antiguo seminario de
Hornachuelos (ida y vuelta 15€ por persona) en microbús. El precio de la comida
en “La cañada verde”, a unos km. de Hornachuelos, (a elegir carne o pescado),
también era de 15€.
A Rafael, vía telefónica, le agradecimos su amable
ofrecimiento de llevarnos en su coche y le reiteramos la invitación a pernoctar
en nuestra casa, aunque no viajáramos con él. Al final, cada cual haría su
propio viaje y nos encontraríamos en Santa María de los Ángeles. Debo aclarar que
los ex seminaristas seríamos unos 50, pero el grupo alcanzaba los 110 (más
o menos), debido al acompañamiento de esposas y otros familiares.
Del viaje en nuestro coche a Córdoba, sólo voy a reseñar que
en las dos paradas realizadas, a tomar una cerveza en la primera y a comer en
la segunda, le mandamos a Manuel Jurado unos mensajitos por whatsapp, con las
incidencias del viaje. En el primer mensaje le hicimos partícipe de una serie
de tumbos en bucle que dimos al entrar en una vía de servicio buscando un área de descanso.
El tontón fue inútil para encontrar la salida del laberinto.
Un hombre nos indicó la salida correcta, explicándonos que en varias ocasiones
había pedido a los encargados de la autovía que señalizaran bien las entradas y
salidas en aquel lugar, ya que no éramos los primeros viajeros desorientados.
Cuando viajábamos por la autovía de Andalucía tomamos una
salida hacia Córdoba por carretera nacional. Poco tráfico, al contrario que el
tramo Alicante-Murcia plagado de turismos y camiones, y segunda parada para
hacer una buena comida (calamares a la romana para Mónica y sepia asada para mí,
con patatas fritas ambos platos, y una ensalada compartida).
El camarero nos felicitó por escoger esa ruta, más corta en
52 km. y más paisajística que la autovía 45. Único problema los dos tractores
que redujeron durante unos km. nuestra velocidad por el complicado adelantamiento entre tanta curva.
Al entrar en la ciudad de Córdoba descubrimos algunos
aparcamientos libres en la Av. de Granada junto a la plaza de Andalucía. Al no
aclararnos bien con el “tontón”, optamos por dejar el coche allí y buscar el
Hotel Averroes a pie.
Nos dijo un joven, mientras esperábamos en un semáforo, que
estábamos bastante lejos del hotel. Pero dar un paseo, cargados con los bultos,
nos pareció preferible a dar vueltas con el coche sin encontrar aparcamiento.
Tras recorrer un buen trecho, preguntamos a una distinguida
señora por el hotel Averroes y nos indicó la dirección al puente romano, para atravesarlo
y seguir el paseo junto al río torciendo a la derecha. Era un camino más largo,
nos dijo, pero más interesante por las vistas y entorno. Le dimos las gracias y
nos dirigimos hacia el otro puente para llegar antes al hotel, soltar los
bultos y quitarnos el sudor y calor acumulados. Las vistas turísticas del río
ya las conocíamos de otros viajes anteriores.
De nuevo, el tontón no nos ayudaba y nos sentimos algo
perdidos, hasta que otro amable viandante nos orientó correcta y
definitivamente. En ese momento nos encontrábamos cerca del nuevo estadio de
fútbol de “El Arcángel”.
Al presentarnos en el hotel, la recepcionista nos pidió los carnets
de identidad. Le pregunté si me hubieran aceptado el carnet caducado, que
renové un día antes de emprender el viaje.
-A nosotros nos da igual si está caducado o no.
-¿Tenemos pagado ya el alojamiento?
-Sí, ¿para qué si no les pedimos el número de cuenta al
hacer la reserva por Internet? (247€)
Rafael había bromeado conmigo antes de actualizar el DNI
diciéndome que si no me lo renovaba no me admitirían en el hotel. (De todos
modos, nos han exigido el DNI vigente al hacer la declaración de la renta por
Internet).
Al recibir la llave de la 123 y el mando de la tele,
pregunté en plan cateto:
-¿Podemos llevarnos la llave cuando salgamos del hotel?
-Y el mando a distancia, si ustedes quieren, siempre que no
los pierdan. Pero también pueden dejar la llave aquí en recepción cuando
salgan.
-Gracias.
En la habitación, mientras Mónica sacaba la ropa de ambos,
sus cremas y demás enseres femeninos, me pegué un duchazo para quitarme el
sofoco que traía de cargar casi todo el tiempo los bártulos mientras Mónica
consultaba infructuosamente el “tontón”.
Luego consideré imponderable saludar a José Antonio Naz y a
su mujer, Carmen.
José Antonio estaba fuera, en una entrevista de la radio
sobre escuela laica, y quedó en llamarnos al llegar a casa, invitándonos a
tomar algo allí mismo o salir a algún sitio de la citi. Quedamos en vernos en
su casa, donde fuimos acogidos con afecto y nos ofrecieron una cena
improvisada, en la que no faltó de nada.
Antes de presentarnos en casa de José Antonio y Carmen
recorrimos el Centro Comercial para conseguir unas plantillas, ya que mis
sandalias me quedaban holgadas. Una de las nuevas plantillas de gel se me salía
continuamente por el talón y un compañero ex seminarista llegó a advertirme en el patio del seminario que
la estaba perdiendo. Mónica revisó los calzados del Aulet pero decidió que
prefería algo de ropa. Tras las correspondientes vueltas y revueltas, que nunca
se sabe cuando terminan, eligió una blusa azul con tenues rayas blancas.
-Pruébate un par de tallas.
-No hace falta.
-Yo creo que has elegido la estrecha. ¿Qué pierdes por
asegurarte de la talla adecuada?
La espero sentado en zona de probadores.
-Tenías razón, la más grande de las dos es mi talla.
Ya en casa de nuestros amigos, José Antonio nos contó el grave
problema imprevisto de salud que sufrió a causa de una “avería” en la aorta.
Salvó la vida gracias a una operación de urgencia de nueve horas con inserción
de una válvula metálica, tras valorar uno de los cirujanos, acertadamente, los
extraños síntomas sobrevenidos, cuando ya le enviaban a casa. No es este el
lugar de relatar toda la historia añadiendo probables inexactitudes.
Tras la operación ha quedado sujeto a tomar algunos
medicamentos como el sintrón y la eparina, además de renunciar al alcohol, pero
no ha perdido su inteligencia política ni la pasión por apoyar los esfuerzos de
su partido en los objetivos laborales y sociales programados, actuando como
coordinador.
Carmen se presentará
a las elecciones municipales como número dos de su partido. ¡Ojalá todos los
políticos estuvieran hechos de la excepcional madera de esta comprometida y bien
avenida pareja!
En la sobremesa comentamos algunas actuaciones
controvertidas de UNIDAS PODEMOS y las conspiraciones políticas de los otros
partidos, así como de los jueces, contra UNIDAS PODEMOS. Arreglando España,
concluimos que la indolencia acomodaticia y el desinterés por la política
lastran las mejores opciones sociales y democráticas del país.
Nos ofrecieron acompañarles en su híbrido casi todoterreno a
la reunión, en vez de tomar uno de los 3 microbuses contratados por Andrés
Osado. Tardamos una interminable millonésima de segundo en aceptar su amable
propuesta.
Entonces, mensajito a Manuel Jurado para avisar a Andrés que
no nos esperaran. Pero, mientras desayunábamos en casa de Carmen y José Antonio
al día siguiente, nos llama Miguel desde Elx diciéndonos que Andrés está
preocupado con nuestra tardanza estando el microbús listo para partir. Algo no
funcionó en las comunicaciones, tal vez porque Andrés llevaba demasiadas
preocupaciones con la movida, pero, una vez resuelto por Miguel el nudo
gordiano, todo siguió su curso: los autobuses partieron y nosotros también, tras el desayuno, en el híbrido de nuestros amigos.
Departiendo amistosamente con nuestros amigos en su coche,
llegamos con mínimas desorientaciones, (¡estos “tontones” no cachirulan siempre
como esperamos!), al Llano del Pozo, donde la mayoría de coches particulares
aparcaríamos.
Primeros saludos al Fili y a Antonio Luna que nos reciben cariñosamente. Fili me comunica que tiene un regalo para mí, que me dará más tarde para no llamar la atención de otros compañeros. Se trata de su último libro publicado “En la sala de espera”.
Emprendimos a continuación el camino hacia el seminario a pie, camino bordeado por una frondosa y primaveral vegetación. Ese paseo con su leve pendiente hacia abajo sería lo más placentero del encuentro para mí. Creo que para Mónica también.
Mientras nos aproximábamos al edificio reformado de nuestro antiguo internado, Fili y yo revisamos nuestros dispares puntos de vista sobre
la plandemia. Me expresó su pasión y disfrute con el golf. Por 5€ diarios
juega cada día a sus anchas, mejorando poco a poco su juego. Le confieso mi
envidia, ya que, aparte de algunas partidas de minigolf, soy un viejo jugador
de golf de videoconsola. También se muestra optimista y considera superado su
cáncer de próstata.
Al tomar la última curva apercibió a Mónica de la majestuosa
presencia del Bembézar.
-Y tú, ¿cómo aguantas a un charlatán tan loco como Pedro? –pregunta
Fili a continuación.
-Es que yo también estoy muy loca –zanja el tema Mónica.
El edificio principal, que incluye fachada, pórtico, patio
interior, capilla, comedor y dependencias afines (nuestras antiguas clases)
junto al pasillo porticado, está reformado y blanqueado. No obstante, el
segundo y tercer piso, cuya libre visita se nos permite, siguen en semi ruinas.
Luego, en el patio del seminario saludo a Agustín “el añoro” y a su mujer. A Mateo Calero le doy el pésame por la pérdida de su hija y me devuelve un abrazo emocionado.
Tras algunos saludos entre unos y otros, se nos reclama a
general concurrencia en la capilla. Antonio Luna nos dirige un discurso de
bienvenida y plantea la necesidad de tomar responsabilidad para los siguientes
encuentros generales del grupo recordándonos su presencia como organizador en 18 reuniones anteriores, comenzadas en casa de Fili con un pequeño grupo de amigos. Nadie se ofrece, pero mientras redacto esta
crónica Miguel me hace saber que Fili asumió la organización del siguiente
encuentro en Antequera.
Tras algunas bromas de un compañero que toma la palabra, nos
dirigimos a la imagen de la Virgen en la hornacina, (el retablo está en una
iglesia cordobesa trasladado por Pedro Soldado), cantando armoniosamente el “Salve
Regina”.
Al terminar el canto coral, iniciado por Rafael Vilas, me
vuelvo hacia Manuel Jurado y le comento: “Sorprendentemente, me he acordado de
casi toda la letra”, a lo que me contesta con una sonrisa de resignación.
Salimos de la capilla desperdigándonos en todas las
direcciones. Se me ocurre ir a visitar el comedor reformado. Me acompañan
algunos compañeros, sorprendidos como yo, por la súbita aparición de un fraile
de larga barba blanca y túnica blanca que nos cierra alterado el paso.
El fraile nos amonesta llamándonos al respeto hacia quienes
ahora viven allí, y nos pide que no les invadamos y nos marchemos
inmediatamente.
Un compañero nuestro se disculpa y procura tranquilizarle.
Le explica quiénes somos, pero al fraile sólo le interesa vernos desaparecer.
Por reconocer alguna vieja estancia, subimos a los pisos
abandonados, con boquetes en las paredes e incluso con escombros. Los antiguos
dormitorios, salón de estudio y otras dependencias del 2º y 3r piso se llenan
de visitantes heterogéneos, entre quienes se encuentran algunos niños que
animan con su curiosidad y movilidad la desastrosa visita.
Alguien comenta que por la parte de arriba se puede acceder
a la zona de la piscina, añadiendo que sigue abandonada y sin reformar. Pierdo
el interés por el edificio y me reúno de nuevo con Mónica para visitar la
fuente de los tres caños. Nueva desilusión, pues nos advierten que queda un
poco lejos y estamos a punto de salir hacia el restaurante.
Me tropiezo con Rafael Vilas, que está filmando todo el
encuentro, y me permite desahogarme ante la cámara.
-Tú ya sabías a lo que venías.
-¡Yo qué voy a saber! Esperaba que tuviéramos tiempo de
visitar el seminario y los alrededores.
José Antonio y Carmen nos dicen que van hacia su coche en el
Llano del pozo y les seguimos.
-Pero no corráis tanto, que no os alcanzamos –les grito
mientras me recoloco la plantilla.
-Vamos delante para ventilar un poco el coche.
Mónica y yo disfrutamos de nuevo el paseo forestal, esta vez
solos y nos hacemos unas fotos.
En el siguiente capítulo de esta fluctuante historia, José
Antonio, que quiere llegar al restaurante sin tragar el polvo de la comitiva, tropieza
con varias dificultades para encontrarlo. El “tontón” nos conduce a una
alquería solitaria. Nos detenemos entonces en la carretera para llamar a Manuel
Jurado, al que comento la situación sin preguntarle la dirección precisada.
Seguimos sin referencias hasta que José Antonio contacta con alguien que nos
indica la orientación correcta: saliendo de Hornachuelos hacia Palma del Río.
Tras aparcar junto al restaurante, constatamos que ya se ha
instalado en la barra del bar una parte de la marabunta. Asumo pagar unas
cervezas para nuestros resecos gaznates y una botella de agua para Carmen, pero
el camarero y camareras están desbordados. Varias veces me requiere las bebidas
José Antonio con un poco de guasa, pero no hay manera.
Cuando por fin logro volver a hablar con el camarero le recuerdo que
estoy esperando las bebidas un tanto presionado. Está sofocado pero me atiende
con buen talante.
Mientras bebemos los primeros sorbos frescos descubro a
Pablo Bosch en la barra con su mujer y su cuñada.
-¿Eres Pablo, el disidente? Yo soy Pedro, conspiranoico y
anti vacunas radical.
-¡Hombre, qué alegría encontrar alguien despierto! Estoy en
un grupo en el que hacemos proyecciones astrales y contactamos con algunos
extraterrestres.
-¡Qué guay! Mi mujer contacta a través de los Registros
Akhásicos con nuestros Guías de Luz, que nos están orientando y aconsejando
desde hace casi cuatro años.
Me relata lo inútil de convencer a nadie, comenzando por la
propia familia, para que no se vacune. Ya ni lo intenta. Y al hablar del CDS
(hidróxido de cloro) me comenta que no es preciso tomarlo estando bien y que si
se toma vitamina C conviene esperar dos horas antes de beber agua con CDS.
Le comento un video, que ya conoce, en el que se estudia la enorme influencia de la opinión del grupo sobre el individuo.
-Yo sigo editando contenidos contracorriente en mi blog para
que la “riada” no se lleve a todos al “picadero” de las “vacunitas” y
contrarrestar el Pensamiento Único.
Le presento a Mónica, y él nos presenta a su mujer y cuñada.
Todos estamos entusiasmados por coincidir en la misma disidencia y despertar de la Consciencia. Se me ocurre
comentar:
-Esto se parece al encuentro con el Dr. Livinstone, supongo.
Nos despedimos de momento para resolver los pormenores de
sacar los tiques de comida y recoger las
bandejas para los alimentos y bebida... y hacer la inevitable cola.
Con mi bandeja pertrechada de carne de venado, arroz meloso,
macedonia y cerveza me siento en el lugar de la mesa que me han reservado mis
amigos, después de dar varias vueltas por los recintos interiores y las terrazas exteriores completamente despistado.
A mi izquierda se ha sentado el cuñado de Manuel Jurado. Manuel
se encuentra esquinado al fondo, pero se levanta un par de veces a darme unos
achuchones cariñosos que no tienen precio.
(Foto de Manuel Jurado)
Terminado el ágape, y tras la sesión fotográfica del grupo de
ex seminaristas, Antonio Estepa nos deleita con un texto humorístico de tres páginas, glosando la conveniencia de un invento suyo para auto localizarse el pene. Magistral. Luego, busco a Fili para recibir su libro dedicado.
Somos cuatro los beneficiados. Le pregunto si ha gastado 1.000€
en la edición y me comenta que le han entregado 100 ejemplares por 700€. Aunque
tiene pensado venderlos a 10€, la mitad acabará regalándolos. Fili es muy
popular y tiene amigos por doquier.
Le agradezco el ejemplar con un par de abrazos y leo la dedicatoria:
“Para mi amigo y contertulio habitual Pedro Calle
Ballesteros, alias “El Pandemio".
Hombre singular donde los haya, excelente conversador y
contador de historias y reflexiones.
Espero disfrute de este libro escrito a pecho descubierto.
Hornachuelos, 15 de abril de 2023”
Hace unos minutos he terminado de leer “La vieja sirena” de
José Luis Sanpedro y ya tengo forrado el ejemplar de Fili. No hace falta
indicar aquí mi próxima lectura.
Poco después nos dirigimos al coche de nuestros amigos. A
punto de arrancar me acuerdo de Manuel y corro a buscarle para despedirme. Ya
se ha marchado con su gente. Me despido entonces de Francisco Carrillo, pues al
resto de compañeros apenas los conozco.
José Antonio y Carmen piensan preparar la casa para el
encuentro con toda su familia al día siguiente, dos hijos, dos nueras y cuatro
nietos.
Nos dejan cerca de nuestro coche, ofreciéndonos una plaza de garaje si
no conseguimos aparcar cerca de nuestro hotel. Nos despedimos agradecidos a su
amistad intachable deseando que todo les vaya bien.
Una vez en nuestro coche, el “tontón” nos conduce
directamente a los aparcamientos que buscamos, con la inmensa fortuna de
encontrar una plaza que deja libre un coche en ese momento.
Queda mucha tarde y decidimos turistear la zona de la
Mezquita y aledaños. Mónica desea volver a ver las calles del pañuelo y de las
flores. Siguiendo las calles sinuosas y llenas de encanto cordobesas, voy
haciendo fotos y hablando despreocupadamente con Mónica de la experiencia
vivida. Inesperadamente acedemos a la plaza de la Corredera.
Enfilamos entonces hacia la Mezquita y erramos en la entrada
a las calles buscadas. Hemos visto suficiente y decidimos regresar por la acera del río al Averroes. El río está espléndido y la zona animadísima de gente que
llena acera y terrazas.
Ya en la habitación del hotel, con toda la fatiga acumulada,
comprobamos haber andado unos 16.000 pasos ese día y renunciamos a bajar a cenar.
Los frutos secos, regalo de Miguel “el torraor”, y la infusión de la artemisa anua, (cosecha de nuestra
terraza), guardada en el termo, nos resultan más que suficientes.
El resto de la historia es simple y sin percances o
peripecias reseñables. Salimos a las 9, siguiendo indicaciones “tontónicas”, por la
autovía a Madrid, desviándonos dirección a Albacete, luego cambiamos a la autovía de
Alicante por Villena y aterrizamos en casita a eso de las 3:30.
Paramos dos veces: A desayunar a los 150 km. de la salida y a comer, tras los 200 siguientes km., con Mónica al volante.
Adquirimos, entonces, una docena de “miguelitos” de crema y llenamos el depósito con gasoil extra para rematar a
continuación los 150 km. que quedaban, sentado yo al volante.
Ya en casa, mandamos un whatsapp a Manuel Jurado con un par
de fotos, al que contesta: “¡Guapoos”! y nos envía dos fotitos.
Comentamos que ha valido la pena el viaje, aunque la visita
al seminario, ahora convento, y zonas aledañas haya resultado un verdadero
fiasco.
Yo tenía ilusión por curiosear las reformas del edificio
principal del seminario y pasear los alrededores, pero nos ha dejado un
agradable sabor el resto de la experiencia: el camino desde y hacia el Llano
del pozo; la amistad intachable de José Antonio y Carmen, Manuel Jurado y
Manuela; las amistosas conversaciones con los amigos: Fili, Antonio Luna, Rafael Ruiz-Ruano,
Rafael Vilas, Pacomo y Pablo Bosch con sus dos acompañantes, que pernoctaban en el
mismo Hornachuelos con excelente criterio; y finalmente el callejeo por la
capital y el estupendo viaje de vuelta.
Doy gracias a todos los implicados en esta insólita
experiencia, dado lo caseros que somos, reconociendo a Manuel Jurado como máximo animador e impulsor capaz de sacarnos de nuestra zona de confort.
Ya he sujetado las plantillas de las sandalias con fixo de dos
caras. Gastos globales, todo incluido: unos 500€. Hemos regado nuestro mini huerto
de la terraza y en nada salgo a editar un cuaderno literario para
nuestro amigo Fernando Prior, que nos visitará con Trini mañana, día 20. También
acudirá a este encuentro nuestro amigo Miguel López Navarro, al que regalé otro cuaderno literario.
(En el restaurante del Canyar de les Portelles, Mutxamel. Foto del móvil de Miguel López Navarro)
Gracias a todos y hasta siempre.