DE REGRESO A LA ERA DE LA RAZÓN
¿Existe una enfermedad nueva provocada por un virus?
Febrero 28, 2021
Por Carlos Regalado:
La aceptación de un virus que provoque
una enfermedad llamada Covid-19 es un posicionamiento ideológico. Nada sólido
fundamenta su existencia. Existen unas consecuencias de las que se extrae que
existe un virus (pura convención). Esas consecuencias pueden ser provocadas por
múltiples factores observables, pero no probados tampoco. Siempre que oímos a
alguien, con estudios o sin ellos en esta materia, hablar sobre la existencia
del virus, inicia su enunciado esgrimiendo la expresión «yo creo», y no cree
porque desconozca, es que objetivamente (mediante evidencias científicas) no
existe un virus, es una interpretación subjetiva de lo que vemos lo que le
lleva a aceptar la hipótesis sobre la existencia del virus.
El electromagnetismo explica
perfectamente también lo que está pasando. Las consecuencias de la contaminación excepcional
por electromagnetismo nos obligan objetivamente a tenerlas en el mismo plano
que la hipótesis del virus.
Solo existen indicios (parece que se contagia, parece que hay contagiados, parece que
algunos mueren con eso, y luego sí, están las muertes por Covid) que
nos invitan a pensar que pudiera ser un virus. ¿Pero, acaso esos mismos
indicios (consecuencias) no pudieran ser provocados por un envenenamiento
controlado?
A- Por el aire que respiramos usando aviones que esparzan tóxicos en la
atmósfera en zonas elegidas con anterioridad.
B- Por el agua que bebemos contaminando el suministro dirigido a los hogares,
de manera controlada.
C- Por la radiación electromagnética a diferente frecuencia e intensidad que lo
que nuestros cuerpos han recibido comúnmente.
D- A través de un virus o bacteria creado en un laboratorio de máxima seguridad
y salido al mundo por error.
E- A través de un virus o bacteria sacado al mundo intencionadamente.
D- A través de un virus que salta desde el murciélago al ser humano.
F- El uso de vacunas que debilitan el sistema inmune de los individuos
exponiéndolos a caer enfermos por factores que naturalmente no habrían
provocado el colapso del sistema de defensas del cuerpo humano.
G- Una combinación de los factores que anteriormente expongo.
La duda razonable asimilable a la que
puede tener un miembro de un jurado existe con este tema. No existen pruebas
concluyentes. Existe el cuerpo del delito, pero no sabemos qué fue
exactamente lo que desembocó su muerte. Si usáramos las bases de la física
cuántica podríamos afirmar que la gente muere de todos los factores posibles
que pudieran generar tales efectos, porque no se ha podido «observar» el
proceso decisivo que sucede para que se den los resultados que sí observamos.
Yo no niego el virus, pero tampoco lo afirmo. Lo que me diga mi intuición es
harina de otro costal.
Hay que trascender de las razonables
discusiones que este ‘fenómeno mundial’ suscita y darse cuenta de la gravedad
implícita en la evidente falta de debate público científico existente. Es parte
de la creación del dogma, no crear el ambiente para la duda razonable, y el
posterior proceso de investigación subyacente. Sin debate científico libre, se
cierra la puerta de la razón, y queda solo la de la fe (falsa claro). Lo que
hoy vivimos es la ciencia sin el pensamiento científico. Un artificio
tecnicista nada más. No hay científicos (o muy pocos), hay meros técnicos.
La ciencia es un brazo más del estado a combinar con la
propaganda estatal:
I+D
Ciencia + Propaganda
Agitprop (Propaganda de agitación)
Es tan dañino el cientifismo que niega rotundamente la existencia de virus porque no exista evidencia científica, como aceptar su existencia sin evidencia científica porque es lo que menos fricción mediática genera como posicionamiento personal y oficial (público).
Ya lo
dije hace tiempo y lo mantengo, quién no observe evidencias clave para
mantenerse en una duda razonable sobre la existencia o no del virus, o sobre
otro cualquier factor que posibilite las reacciones de enfermedad que estamos
presenciando, es que ha aceptado una convención arbitraria sobre el asunto. Esa
convención arbitraria puede ir desde aceptar el virus a no aceptarlo, negar
muertes, aceptar la sola existencia de la radiación electromagnética como factor
hostil…etc. Al no existir una dialéctica científica, el oscurantismo científico
asciende y se convierte en dogma, y lo que les queda a los feligreses es la
elección entre esta variedad de falsos dioses. La psique busca una porción de
estabilidad dentro de esta oscuridad real, y se asienta en cualquier asidero,
aunque este sea fundado en tinieblas argumentales carentes de cualquier base
objetiva que fomente su estructura. La debilidad
humana empuja al individuo a aceptar conclusiones ficticias y
convertirlas en REALES, eliminando el pensamiento razonable como paso previo a
esta clase de corrupción moral. La fortaleza reside en aceptar la inestabilidad
y el desconocimiento cuando no existe otra opción mejor dentro de lo existente
y cierto. Mi posición personal más sintetizada es que si bien no puedo negar el
virus, tampoco puedo afirmarlo. Y en ese medio en el que me encuentro, existen
opciones que cuajan y explican tan bien o mejor lo que está pasando que la
existencia única de un virus.
Muchas
gracias Carlos Regalado por tu artículo lleno de sensatez, que invita a la
reflexión.