viernes, 26 de febrero de 2021

 

PLANDEMIA

 

Desganado, ante el papel en blanco,

trato de recordar el inflamado alegato

contra la tiranía que ayer bullía en mi interior.

Pobres enfermos, tratados perversamente

con respiradores y boca abajo

siguen siendo eliminados con agonía inhumana.

Miradas cada vez más torvas acorralan

mi libertinaje de respirar como venía haciéndolo

desde hace casi 68 años seguidos

por las calles de cualquier lugar.

Engañan, presionan y amenazan

con vacunas inmundas estos corruptos miserables.

Destruyen toda la economía, toda la libertad

hasta la fecha conseguidas.

Han infectado de odio, mentiras y miedo

a una ingenua y confiada población.


Lo más terrible y espantoso,

en este desfile al campo de concentración o al matadero,

es el miedo cerval de mis conciudadanos

a luchar por la libertad, la verdad y la vida.

Mientras los nuevos Hitler 

pisotean la condición humana, 

aterrorizados por un virus parecido al de la gripe,

mis conciudadanos se abrazan a los móviles

cargados de radioelectricidad,

para no pensar, para no pensar.

7 comentarios:

  1. Querido Pedro: sin ánimo ninguno de dogmatizar -aunque sí de aclarar-, creo que la comunidad científica internacional, así como el común de los mortales, está en la convicción de las bondades de las vacunas empleadas hasta ahora. Se refleja esta afirmación en la caída significativa de los contagios entre la población más vulnerable, ya vacunada, y en la ausencia de efectos colaterales de gravedad. Uno, en su ingenuidad, podría esperar que al menos eso, este detalle de bondad vacunal, fuese bien valorado por ti y por otros negacionistas. Pues tampoco.
    Lo cual me trae a la memoria una parte de aquel discurso tan elocuente y didáctico con que don Carlos castilla del Pino nos ilustraba a los estudiantes de medicina en los sótanos umbrosos del hospital provincial. " Un rasgo, acaso el más característico, de la persona paranoica consiste en su incapacidad para aceptar la evidencia. Cree tan a pies juntillas en su verdad delirante que no puede ver lo que tiene delante de sus ojos. Esa verdad suya se convierte en su leit motiv".
    Pues eso.

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  2. Aportación interesante sobre la paranoia, que te agradezco.
    Hablando con honestidad, no tengo ni idea sobre las vacunas (doctores tiene la iglesia que a los inyectables contra la "pandemia" no les consideran tales), ni sobre sus efectos salvíficos.
    De los efectos secundarios y algunas muertes provocadas por las mismas, sí tengo noticia.
    También me he enterado que los efectos secundarios de vacunas y medicamentos precisan de un mínimo de dos años de experimentación para poder ser evaluados correctamente.
    Ignoro los controles reales sobre las sustancias de las dosis "salvadoras" que se van "colocando" a los creyentes.
    Tengo entendido que no se permiten análisis privados sobre las "vacunas" en uso. Esto es terriblemente sospechoso y no concuerda con las prevenciones reglamentarias para el consumo de cualquier sustancia.
    Tengo meridianamente claro que eres creyente a nivel talibán de estas y todas las demás vacunas que en el mundo han sido.
    Yo, aún no puedo creerme nada de lo que irradian los medios de comunicación, la OMS y los gobiernos, dado que lo imponen y propalan con persistente contundencia y sin opción a debate y comprobaciones.
    En cualquier caso nadie me devuelve la normalidad, y dudo que las "vacunas" solucionen la ruina (crisis) económica, social y democrática.
    Un sencillo experimento de análisis sanguíneo muestra que los glóbulos rojos, tras llevar 45 minutos el móvil en el bolsillo, se apilan en sartas perdiendo superficie de captación de oxígeno y CO2.
    ¿Acaso las "vacunas" arreglan los desequilibrios de las radiaciones no ionizantes electromagnéticas?
    ¿Son realmente tan alarmantes los estragos de la Covid-19 sin el "apoyo" médico de exterminio de pacientes con prácticas aberrantes (descritas en la poesía) y la inflación de casos frívola y gratuita?
    ¿Por qué nada es normal ni razonable y estamos enzarzados en una discusión tan maniquea?
    Sólo te pido que cuando te vacunes nos comuniques la experiencia con pelos y señales.
    Apenas rezo, pero puedes pedir a tus amigos católicos que recen por ti cuando te vacunes y por mí, que no me voy a vacunar, si creen que lo merecemos.
    En cuanto a evidencias está claro que no tenemos las mismas por lo que nuestras paranoias son paralelas y nunca se juntan.
    Con respeto y aprecio, tu amigo Pedro.

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  3. Las vacunas, amigo mío, arreglan lo que tienen que arreglar, aquello para lo que han sido creadas.
    ¿Son tan alarmantes los estragos dela Covid-19? Sí, así lo creo.
    Y digo que lo creo. No me vale "tengo entendido"... "No tengo ni idea"... Y sí, soy creyente de la ciencia. Pero no talibán. He sido muchos años católico, como sabes, y ahora soy ateo. Es decir, puedo cambiar.
    Para tu conocimiento, te diré que no son precisos dos años de experimentación para confirmar la validez y seguridad de un fármaco, sino toda la vida del mismo. Mientras un fármaco está en el mercado esta sometido y expuesto a una vigilancia. Son muchos los ejemplos de fármacos que han debido de retirarse después de muchos años de uso.
    De manera que en este punto concreto, en el de la vacuna contra el Covid 19, creo que no estás debidamente informado, y que te dejas llevar por juicios apriorísticos, petulantes y paranoicos.
    Con todo mi afecto, de verdad.

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  4. Si te he llamado talibán es porque a nadie he visto pregonar las virtudes de la vacunación, y en concreto estas con ARN (que ni el mismísimo Satanás se atrevería a probar), con tanto entusiasmo.
    Leí tu arrogante escrito que pretendía demostrar que el ARN no podía afectar al núcleo de la célula.
    El profesor Christian PERRONNE, eminente infectólogo francés, sin conflictos de interés, sobre las vacunas opina que el ARN puede producir una enzima, la transcriptasa inversa, capaz de transcribir al revés del ARN al ADN.
    Respecto a tu opinión categórica de que las mascarillas no podían producir hipoxia he aquí las conclusiones del profesor Antonio D. Galera que publica en nombre de la Universidad Autónoma de Barcelona, entre otros detalles, lo siguiente:
    Las mascarillas impiden un correcto intercambio gaseoso en el mecanismo de respiración normal.
    Cuando utilizamos una mascarilla impedimos la incorporación correcta de oxígeno en el proceso de inspiración, reinhalando parte del producto de desecho que se elimina en la espiración en forma de dióxido de carbono, junto con los gases emanados durante los procesos digestivos, al dificultarse su liberación por el efecto barrera de la mascarilla.
    Esto provoca una progresiva disminución de la concentración de oxígeno arterial, lo que produce hipoxia y una alta concentración de dióxido de carbono en sangre, es decir, hipercapnia. Como consecuencia, la sangre arterial, es decir, la que se supone beneficiosa, llega a las células con mucho menos oxígeno del que éstas necesitan para su normal funcionamiento fisiológico.
    Por tanto, cuando existe un suministro disminuido de oxígeno, o sea, hipoxia, se ponen en marcha una serie de cambios fisiológicos en el organismo que intentan devolver el equilibrio, es decir, restablecer los niveles de oxígeno de la sangre arterial, pero a cambio se producen efectos perniciosos de diverso tipo.
    El doctor Luis de Benito, médico de toda si vida y divulgador médico actualmente, además, opina:
    Existe un grupo creciente de médicos y de ciudadanos que empiezan a sospechar que detrás de tanto empeño de las autoridades sanitarias por fomentar la vacunación existen no sólo intereses comerciales sino un perverso propósito de inocular sustancias que adormecen o mutilan la respuesta inmunológica natural. Hay quien achaca el incremento de los casos de alergias a la proliferación de las vacunas e incluso quien ve tras el empeño por hacer obligatoria la vacunación una conspiración de lento pero progresivo envenenamiento mundial.
    Sólo tú te mueves en el terreno de las evidencias consumadas, los demás dudamos.

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  5. Está bien. No entremos de nuevo en bucle. Entiendo como normal que entre la miriada de hombres y mujeres de ciencia haya un reducidísimo número de escépticos. Nada que objetar.
    Cuando dices que sólo yo me muevo en la seguridad delo consumado y que los demás dudáis, ?quiénes son los demás? La inmensa mayoría del común piensa como yo. Los demás sois cuatro negacionistas. No menosprecio a nadie, pero tampoco voy a aceptar comulgar con gazapos.

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  6. Lamentablemente volvemos a la soberbia "verdad" de la mayoría.
    Negacionistas, resentidos, paranoicos, anti vacunas…, sólo falta que un tipo tan tolerante como tú, nos acuse de ser los causantes de la plandemia.
    ¿Cuando la mayoría cambie de bando te cambiarás de chaqueta?
    La crítica a que tus creencias son "evidencias intocables" no la has encajado bien. Dudar es humano.
    ¿Tanto miedo tienes a dialogar con argumentos que necesitas recurrir a los tres tópicos famosos?
    Con que no te menosprecies a ti mismo ya me conformo. No te amargues la vida inútilmente pretendiendo tener más razón que nadie. Te repito lo que me dice mi mujer cuando entro en bronca con las pandemieras.
    A nadie le he dado tantas explicaciones como a ti.
    No te preocupes por mí, pinto tan poco que ni siquiera me han cerrado el blog.
    Y no olvides que siempre son unos pocos los que manejan la historia.
    Las mayorías sólo interesan para servir a los propósitos de las minorías; en caso contrario podríamos hablar de democracia.
    Veo comulgar con el dogma oficial y vacunarse a familiares y amigos. Triste pero inevitable.
    No pretendo convencerte de nada, no tengo ningún poder sobre nadie.
    Comprendo que te ofendas cuando te devuelvo los dardos, y puede que te moleste que sea librepensador, pero si no vamos a buscar la verdad juntos, la lucha de egos no me interesa.
    Te concedo, de nuevo, que yo también tengo prejuicios: soy incapaz de creer que las vacunas en general sean benéficas para la salud y que "éstas" de ahora no se revelen con el tiempo como catastróficas.
    Tú ya has hecho lo imposible por convencerme de lo contrario, no te esfuerces más.
    Te pido disculpas por mi falta de tacto y te deseo lo mejor.
    Paz y buen rollo, bro.

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