viernes, 25 de junio de 2021

 

CRÓNICA DE UNA EXCURSIÓN AL PANTANO DE TIBI

(a petición de mi amigo José Antonio)

 

El bueno de Francisco nos ofreció posponer la excursión hasta que me recuperara completamente del cólico diarreico.

-¡De ninguna manera! Me encuentro bien y con unas ganas enormes de recorrer de nuevo el camino desde la urbanización del Monnegre hasta la presa y visitar otra vez el pantano.

-¿Seguro que no tendrás problemas a causa del ayuno que estás siguiendo?

-Llevo esperando esta excursión con toda mi alma y el cólico es ya agua pasada.

-¿Cómo nos organizamos?

- Super fácil. A las 9:30 salimos de nuestra casa, que está más cerca del objetivo que la vuestra. Llevamos sombreros y agua y rematamos la excursión buscando un sitio para comer por allí. Recuerdo que había un par de restaurantes junto a la carretera.

Francisco se despidió hasta el día siguiente y en seguida Mónica se puso a arreglar los detalles concretos para tenerlo todo listo.

La mañana siguiente se presentó radiante y agradable. Tuvimos sol pero también brisa.

Tras desayunar y evacuar una cagadita perruna renuncié a ducharme como me aconsejaba Mónica.

-Ya me ducharé a la vuelta, que estaré bien sudado.

Gloria y Francisco se presentaron puntualmente. Como es habitual hice de copiloto y las mozas ocuparon el asiento trasero. En mi mochila, la cantimplora de Edu y el envase con té de Mónica junto al papel higiénico. Adelanto que no lo necesité.

Gloria profetizó que volveríamos a perdernos como en las tres excursiones anteriores. Protesté aseverando que conocía el sitio a la perfección, pero con algo no había contado… (Mejor no adelantemos acontecimientos).

Francisco quería visitar el chalet de su abuelo, que nos quedaba de paso, donde disfrutó algunos veranos de chaval y desde donde vio estrellarse un ovni. Al día siguiente del sorprendente accidente, emprendió a solas en su bici el recorrido hasta el monte donde se estrelló en picado el ovni, pero no encontró ni rastro. Con sus casi diez años de entonces el extraño acontecimiento abrió su mente aún más a lo desconocido a partir del tema ovni.

Sin problemas accedimos a la urbanización del Pozo de San Antonio y aparcamos el coche junto a la finca que Francisco buscaba. Ojeamos el lugar y hablamos del curioso evento. Le pregunté por los detalles que me parecían relevantes y por sus sentimientos.

-Todo me parece más pequeño que entonces. Este ratito aquí me ha traído muchos recuerdos.

Retomamos la carretera, que ya no es tal sino una autovía. Por más que busqué referencias de la urbanización, no vi más que un paisaje remodelado, con chalets diseminados por la zona que quedaba a nuestra derecha. Pasamos el Maigmó, que quedó a nuestra izquierda y comencé a sospechar que algo no iba bien, pues la urbanización queda enfrente de la montaña.

Cuando Francisco me confirmó que habíamos recorrido cincuenta kilómetros en vez de los 18 que nos faltaban, confesé:

-Nos hemos pasado completamente. Mejor para y consulta al “tontón” (GPS).

-Ya lo sabía –comentó Gloria.- En la próxima excursión controlaré yo la ruta.

-Gloria, no hemos visto ninguna indicación de la salida hacia la urbanización, no ha sido un despiste nuestro.

- ¿Y ahora qué hacemos? ¿Nos vamos a Tibi?

-¡A ver que dice el “tontón”!

Francisco aprovecha para mear en descampado, mientras, comentamos desde el coche que no tenía que irse tan lejos y privarnos del espectáculo.

El “tontón” nos condujo sin vacilaciones a la urbanización buscada.

Aparcamos en una calle tan vacía como el resto salvo por un coche aparcado en ella.

Rápidamente me lancé por libre a buscar el camino a la presa, esperando que apareciera algún alma por allí que me orientara un poco mejor, ya que todo estaba muy cambiado.

-¡Pere, ven!

-¿Qué pasa Francisco?

-¡Tenemos un problema mayor que el de encontrar la salida hacia el pantano! ¡He perdido las llaves del coche!

Mirle bajo el asiento del conductor por el lado exterior pero no encuentré las dichosas llaves.

-Búscalas tú, mientras me cercioro de la ruta a pie.

Entró un coche en la urba y me lancé a conseguir información de la conductora antes de que desapareciera. Por suerte, aparcó cerca y me informó cumplidamente sobre la salida correcta hacia el pantano y los kilómetros hasta la presa. Según ella, unos cinco km. Yo tenía calculados entre tres y cuatro.

-Encontré las llaves bajo el asiento –me comunicó Francisco saliendo a mi encuentro- y hemos pensado dejar la excursión. Las señales recibidas hasta este momento así lo sugieren.

-¡No estoy de acuerdo! Que llegara esa mujer y me informara, ¿no es una buena señal para continuar con el plan acordado?   

Finalmente decidimos realizar la excursión en el coche por la hora que era y el sol imperante.

La estrecha carretera está super bacheada y abandonada desde hace más de 30 años.

A unos tres km. de la urba una cadena impide el paso a los vehículos. Había dos coches aparcados por allí y con el nuestro tres.

Un señor regresó de su paseo y le pedí información antes de que se subiera a su coche y se largara.

-¿Ese camino que usted ha seguido lleva al pantano?

-Sí, pero tiene un cortado que impide llegar hasta la presa.

Nos despedimos del hombre y emprendimos los dos km. y pico que nos faltaban para alcanzar nuestro objetivo siguiendo la carretera, que desciende continua y suavemente.

Me sentí eufórico y ponderé la belleza de la naturaleza, realzada por las generosas lluvias primaverales. Los verdes pinos y algunos almendros nos rodeaban por doquier, poblando riscos, llanos y montículos.

Mientras Gloria buscaba tomillo le pedí el móvil a Mónica y disparé unas pobres instantáneas. En el cielo aún resaltaban unas pomposas y dispersas nubes blancas.

A la sombra de un árbol, un grupo heterogéneo de seis personas descansaban recuperándose de los pronunciados repechos cuesta arriba que acababan de acometer a su regreso del pantano.

Nos saludamos mutuamente sin detenernos apenas. Al poco de dejarlos, reemprendieron la marcha. Me pregunté cómo cabrían todos en el coche aparcado junto al nuestro.

Divisé el lugar desde la última curva, plenamente satisfecho de reconocer los parajes y el entorno sin la menor duda. No en vano era mi quinta visita por esa vertiente. Por el otro lado, desde Ibi, creo haber visitado el pantano yendo en coche tres veces.

Me preocupó que los caminos junto al riachuelo estuvieran casi borrados por la vegetación. Es obvio que el lugar ya no recibe tantas visitas como años atrás. Además, nos aclaró Gloria que la escalera de piedra que sube hasta la presa la han cerrado por encontrarse muy deteriorada, según ha leído en Internet.

Inicié una bajada cuidadosa hacia el río seguido de Francisco, Mónica y Gloria, que me corrigió contundentemente:

-Lo que tú llamas caminitos casi no llegan ni a senderos de cabras.

Aducí que Mónica recorrió conmigo dichos senderos sin problemas, pero…

-No tengo ganas de romperme una pierna andando por ahí –sentenció definitivamente Gloria dando marcha atrás y poniendo punto final a la parte más espectacular de la excursión.

Aunque le señalé otros accesos posibles, ella renunció resueltamente a practicar el senderismo cabrero.

Sin más resistencias ni protestas iniciamos el retorno hacia el coche.

Mónica y Francisco caminaban a buen paso, sin resentirse de las empinadas primeras cuestas.

En la segunda cuesta, por el contrario, experimenté una clara bajada de tensión. Eché mano con avidez de la cantimplora y me recuperé algo con un par de buenos tragos de agua.

Gloria aprovechó para recolectar tomillo, para lo que venía preparada con sus tijeritas y su bolsa de tela blanca.

La esperé pacientemente y volví a beber agua para remontar la caída de mi tensión arterial.

El cólico, el ayuno de casi tres días, el calor y la sudada que llevaba subiendo las empinadas cuestas me hicieron zozobrar.

La paraeta y el agua me normalizaron bastante por lo que acabé recolectando yo también algunas ramitas de tomillo.

Gloria me explicó que el tomillo lo emplea para toda clase de guisos y por eso quería llenar la bolsa. Me ofreció las tijeras que rechacé agradeciéndole el detalle.

-No me hacen falta, gracias, el tomillo está aún tierno.

-No lo guardes en el bolsillo de la camisa pues te podrían multar los forestales si lo ven.

Mónica y Francisco nos esperaron tranquilamente a la sombra del árbol donde descansara anteriormente el grupo con el que nos cruzamos.

Al llegar al coche decidimos ir a comer a Agost, pues la autovía hizo desaparecer los restaurantes que había junto a la antigua carretera.

En Agost estaba casi todo cerrado por ser lunes, pero encontramos un restaurante muy apañado con terraza y nos aposentamos sin dudarlo alrededor de una de las mesas exteriores. Cervezas, tortilla y buñuelos de merluza nos entonaron los fatigados cuerpos humanos.

Mientras las chicas visitaban los aseos, Francisco y yo comentamos que no era un mal sitio para quedarnos a comer tras el aperitivo que degustábamos.

Gloria, satisfecha con la limpieza de aseos y local, aprobó sin reservas nuestra decisión.

-Pero mejor comamos dentro y evitemos la molestia de los coches que transitan la calle.

Yo, amigos míos, olvidé toda prudencia y comí opíparamente como si no hubiera un mañana, sin que mi cuerpo, afortunadamente, se resintiera. 

Imagino que el ejercicio realizado y mis grasas consolidadas reclamaban una adecuada atención y se aliaron para que abandonara toda cordura y sensatez.

Tras dejarnos en la puerta de nuestra casa, Gloria y Francisco se alejaron hacia la suya dejándonos el maravilloso sabor de boca de un hermoso día de excursión, salpicado de sabrosas anécdotas compartidas, amenos diálogos y hermosas sensaciones de la madre naturaleza.

¡A ver si repetimos más a menudo tan saludables escapadas!

jueves, 24 de junio de 2021

 

JUGAR A LA RULETA RUSA ESTÁ DE MODA

 

La vacuna de Pfizer ha causado más muertes en Israel que la vacuna de AstraZeneca en toda Europa

Destacados expertos en salud pública han formado un Comité Popular en Israel (IPC) que acaba de publicar un informe detallado sobre los efectos secundarios de la vacuna de Pfizer .

Las conclusiones no pueden ser más demoledoras: “Nunca ha habido una vacuna que haya perjudicado a tanta gente”, afirman. Es lógico que el informe haya recibido tan escasa cobertura mediática.

Si las cifras del IPC sobre la tasa de mortalidad entre los vacunados son correctas, las del Ministerio de Sanidad han sido falseadas a la baja en más de 22 veces.

Ningún dato coincide con los informes oficiales. Mientras el Ministerio de Sanidad sólo reconoce 45 muertes relacionadas con la vacunación, el IPC asegura que ha recibido 288 sobre fallecimientos, de los cuales el 90 por ciento ocurrieron en los 10 días posteriores a la inoculación.

Si las conclusiones del IPC son ciertas, la vacuna de Pfizer podría estar asociada a más muertes sólo en Israel que la vacuna de AstraZeneca en toda Europa.

El IPC confirma la correlación entre la vacunación y las muertes: “Existe una fuerte correlación entre el número de personas vacunadas por día y el número de muertes por día, en un rango de hasta 10 días, en todos los grupos de edad”.

También revela que “el riesgo de mortalidad tras la segunda vacuna es mayor que el riesgo de mortalidad tras la primera”.

Pero la muerte no es el único riesgo asociado a la vacunación. “A la fecha de publicación del informe, se han acumulado 2.066 informes de eventos adversos que han llegado al Comité de Investigación Civil y los datos siguen llegando.

Estos informes indican daños en casi todos los órganos del cuerpo humano…

Nuestro análisis reveló una tasa relativamente alta de lesiones cardíacas, ya que el 26 por ciento de todos los eventos cardíacos se produjeron en personas jóvenes de hasta 40 años, siendo el diagnóstico más común en estos casos la miositis o la pericarditis.

También hubo una alta tasa de hemorragias vaginales masivas, lesiones neurológicas y daños en los sistemas óseo y cutáneo.

Cabe señalar que un número importante de informes de efectos secundarios están relacionados, directa o indirectamente, con la hipercoagulabilidad (infarto), infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, aborto involuntario, alteración del flujo sanguíneo a las extremidades, embolia pulmonar”.

 

“…yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan sólo lo que he visto…”  León Felipe

domingo, 20 de junio de 2021

 

CARTA ABIERTA A MI AMIGO JOSÉ MANUEL

 

Me decías en un comentario que el dolor sentido por la pérdida de mi hermano podía ayudarle en su tránsito inter dimensional.

Esa idea la he relacionado con la suposición popular de que los sueños en que sufres por un familiar, amigo o conocido, creyendo que ha muerto, les ayuda energéticamente.

Mis creencias actuales ni afirman ni desmienten, pero creo más bien que nuestro sufrimiento lo aprovechan directamente los depredadores inorgánicos.

El dolor, y me refiero en exclusiva al físico, todos lo experimentamos en mayor o menor medida en diversas ocasiones de nuestra vida. No queda más remedio que soportarlo, paliarlo o prevenirlo.

Llamo sufrimiento al dolor de tipo mental, emocional o/y espiritual, que depende más de nosotros mismos que de las circunstancias, es decir, que es subjetivo.

Entiendo que me aconsejabas dejar fluir el sufrimiento emocional para ayudar a mi hermano muerto y a mí mismo al liberar mis sentimientos.

Pero el trastorno emocional que sentí con la fulminante pérdida material de mi hermano Eduardo, no me atreví o supe cómo liberarlo, porque me desbordaba.

Mi esfuerzo, como ya conté, lo dirigí a serenarme y controlarme.

A los pocos días del deceso de Eduardo me sentí fatal, con un malestar físico que incluía dolor de cabeza, ojos cargados, cansancio y mal cuerpo para todo, incluso para comer. (Algo similar a los efectos de las actuales terapias génicas que llaman vacunas, según me cuentan diversas personas).

Tras hacer un par de salidas con el coche en esas incómodas circunstancias, junto a Mónica, para aprovisionarnos, llegamos a casa con las compras y mi pésimo estado anímico.

Visité al señor Roca, (váter), con alguna urgencia y entonces comencé a desaguar mierda cual desbordado torrente. Todo super líquido y en cantidad desproporcionada.

Asumí que mi cuerpo estaba efectuando una limpieza intestinal, y al mismo tiempo un desatasco de emociones y tensiones que no supe canalizar (digerir) convenientemente al exterior con anterioridad.

En un día, y con varias siestecitas y alguna visita más al señor Roca, comencé a sentirme mejor.

Esa noche me atreví a cenar dos yogures y un plátano, tras un día y medio a base de agua. 

Al día siguiente comí poco, pero el guiso de verduras y patatas hervidas con hojas y tallos de remolacha no lo digerí tan bien como deseara. Esta mañana he vuelto a desaguar verde un par de veces aunque no exageradamente.

Entonces, me he dicho, “cojonudo, voy a terminar estando más limpio por dentro que una patena”.

Me siento bien, sólo tomo té, que finalmente he edulcorado con miel,  y estoy animado para la excursión de mañana al pantano de Tibi con una pareja de amigos.

Mónica llevará papel higiénico por si tengo algún apretón que resolver en descampado. Por lo demás estoy en un momento maravilloso de limpieza, regeneración hepática y descanso orgánico que me está viniendo de perlas y se me lleva algunos kilitos de los 15 ó 20 que me sobran.

Respecto a Eduardo, varias personas intercedieron por él tras su muerte. A una de ellas le contestó Azrael, el ángel de la muerte, que le cuidaría evitándole ataques astrales indeseables.

Como colofón te diría que la paz se alcanza con la liberación de la mierda, pero esto suena definitivamente fatal.

En fin, ahí lo dejo, deseándote la misma paz de espíritu, (sin necesidad de cagaleras), que yo estoy consiguiendo gracias al ayuno y el amor de todos las personas que me queréis y a las que quiero. Gracias por todo ello y un fuerte abrazo para ti, confiando podamos volver a vernos pronto.       

jueves, 17 de junio de 2021

 

RIMAS SIN REDENCIÓN

 

 

“Vacunáos a mogollón

y el pandemio irá al rincón”.

No conocen la vergüenza

y menos la compasión.

 

Vacuna, gran solución,

garantiza la extinción.

 

Vivir con o sin vacuna

es hoy dilema mayor.

Ni borracho y jarto vino

se vacuna un servidor,

que en este cuerpo serrano

me basto dabuten yo.

 

Vacuna, gran solución,

garantiza la extinción.

 

Los criminales mafiosos

siempre causan gran dolor,

no guardan amor pa nadie

sólo ambición y rencor.

 

Vacuna, gran solución,

garantiza la extinción.

 

A un colega han acusado

de loco sin remisión,

porque canta las verdades

en voz alta y sin temor.

 

Vacuna, gran solución,

garantiza la extinción.

 

A los nuevos mandamierdas

no les gusta la opinión

de los espíritus libres

con alma y con corazón.

 

Vacuna, gran solución,

garantiza la extinción.

 

Si os agradan estas rimas

dadme vuestra bendición.

No me enviéis al siquiatra

y recordad mi canción.

jueves, 10 de junio de 2021

 

LA MUERTE SALIÓ A SU ENCUENTRO

 

Mi hermano Eduardo acaba de morir hace pocos minutos.

Mientras mi mujer, Mónica, comunica el deceso a sus padres, me asaltan recuerdos de su amor fraternal durante la agonia, detalles que me arrancan bocados de paz interior y hacen zozobrar la frágil nave de mi existir en esta realidad incierta.

He dejado en manos de mis dos hermanas, Maribel y “Perla”, los asuntos burocráticos, velatorio y exequias, alejándome del ambiente mortuorio, pero la rápida desaparición de mi hermano me deja desolado y ahogado por su ausencia definitiva.

Intento concentrarme en las pinturas impresionistas y de otras corrientes pictóricas que nos ofrece Internet, pero se me cuelan pensamientos del amor y buena relación con mi hermano, ya desaparecido de mi vida para siempre. Entonces la pena me asalta y me doblega, me falta el aire y apenas puedo controlar el llanto.

Nuestra prima Mariam me ha recomendado inspirar profundamente y en la expiración rezar el Padrenuestro para sentir la compasión. Cuando mayor es mi pena, que me avasalla incontenible, pruebo su consejo y siento que me he calmado un poco y estoy más sereno.

Al cabo de un rato vuelve la tristeza y recurro de nuevo al Padrenuestro, en esta ocasión dos veces seguidas. Consigo recuperar la calma y le cuento a mi mujer mi deprimente estado de ánimo.

Mónica se vuelca con toda su comprensión y delicadeza en la escucha, y consigue aliviar mi depresión.

Luego, más tarde, me digo que ahora comprendo los sentimientos de Andrés Osado y deseo para ambos la liberación y la paz de espíritu.

En este relato sólo quiero añadir que he pasado toda mi vida muy unido a mi hermano Eduardo, hombre de espíritu tranquilo, tolerante, algo solitario y creador de una arboleda magnífica de unos 200 árboles en su finca en la partida del Volaor de Mutxamel. Su generosidad iba más allá de lo normal con los familiares que ahora le lloramos y con los que se fueron antes que él.

Mientras estaba profundamente sedado y narcotizado en el hospital de Sant Joan me despedí deseándole que encontrara un mundo mejor de paz y libertad.

Yo seguiré sobreponiéndome a la pena con todo lo que tengo, incluidos los Padrenuestros.

La maldita vacuna le produjo un coágulo en el conducto de la vesícula biliar que precipitó su muerte fulminantemente. 

Tenía cáncer de hígado, vesícula y estómago cuando se vacunó imprudentemente. Pero él no lo sabía y sólo alegaba dificultades digestivas que se prolongaron durante varias semanas antes de visitar a su médica de cabecera.

En el hospital dejaron pasar, tras el ingreso, 4 días antes de hacerle el tac y una semana más para operarle el coágulo. Llevaba un mes sin alimentación pero tenía ilusión en la operación y la resistió, además de soportar estoicamente completamente solo, (a los familiares nos permitieron la visita cuando Eduardo acepto la sedación terminal, ante la indignación de mi hermana Perla por la incomunicación inhumana a que estaba sometido), la espera interminable.

Desgraciadamente, el sten que le pusieron era demasiado corto y no le solucionó el problema. Le ofrecieron, entonces, una nueva operación para ponerle un sten más largo, enviarle a casa con cuidados médicos o una sedación progresiva hacia una muerte sin dolor.

Incapaz de caminar, fatigado hasta de hablar, eligió esta opción. En menos de tres días lo liquidaron con un cóctel de sedantes y morfina.

El primer día de sedación hablamos con él. Quería facilitarnos la transmisión de sus cosas y decía que estaba como perdido y no podía concentrarse en los detalles.

El segundo día, mi hermana “Perla” renunció a llevar a un notario para hacer testamento, al comprobar el estado catatónico en que se hallaba Eduardo. 

Nuestro hermano desde la tarde anterior, cuando se durmió hablando conmigo, ya no se despertó y no se pudo realizar el acto testamentario.

Al verle dormido, las enfermeras le duplicaron el cóctel letal y luego se extrañaron que aún resistiera vivo ocho o diez horas más. 

La eficiencia médica para despachar enfermos terminales es alucinante. Debo decir también que las enfermeras de la planta fueron permisivas y consideradas con las visitas de los familiares. Fuera de eso, el hospital parece un centro sin vida, vigilado y controlado al estilo nazi, un desolado páramo.

Cada vez estoy más resuelto, cuando llegue mi hora, a irme a morir a un monte solo, para que no me encuentren hasta pasados unos cuantos días después de mi muerte.       

lunes, 7 de junio de 2021

 

GRANDES CAMBIOS SE AVECINAN…

 

¡Qué ansia tan furibunda esa de vacunar!

Nunca se había visto en el planeta nada igual.

Sin el menor debate, afirman que así nos salvarán.

Creérmelo no puedo y voy a vomitar.

Para sobrevivir es mejor no pensar.

¡Qué poco nos importa una mentira más!

No vemos los peligros, todo ya nos da igual.

¿Cuál es la verdadera, la genuina realidad?

Tantas contradicciones me hacen delirar.

Mi visita al siquiatra le haría suicidar.

Los remedios inmundos que administrando están,

resultan ser peores que la dudosa enfermedad.

La impotencia creciente me hace desesperar.

Pesadillas de muerte, vida sin libertad.

De esta conspiración tan inhumana, ¿quién logrará escapar?

Aquí acaban mis rimas, no quiero cansar más.  

viernes, 4 de junio de 2021

 

HOUSTON, TENEMOS UN PROBLEMA… DE INCOMUNICACIÓN

 

El pavo y la pava en la granja

-Mira, por ahí llega nuestro amo.

-¡Qué bueno es! Nos da buena comida y refugio en el establo. Además, a menudo pasa un rato con nosotros cuando salimos al corral. Siempre nos mira con amor.

-Eso parece, pero me inquieta un poco que se nos acerque con ese inmenso cuchillo en la mano.

 

Una pareja como dios manda

-Querido, estoy preocupada con nuestro hijo, que se ha metido en una pandilla de matones mafiosos porque dice que no encuentra trabajo.

Además, nuestra hija se compra cosas carísimas, y no quiere decirme de dónde las saca. A veces, pienso que se ha metido a prostituta.

Hoy, mi hermano me ha llamado para decirme que tiene un cáncer terminal…

-¡Anda, cállate de una vez, so cotorra, que no me dejas ver el partido de la tele!

 

El predicador silenciado

Para el predicador, las señales contradictorias de la conspiración habían motivado su necesidad de informarse adecuadamente.

Escuchó, leyó, aprendió mil detalles novedosos que revelaban lo que se ocultaba más allá del montaje apocalíptico de la extraña crisis sanitaria.

La primera revelación sobre la verdadera crisis sanitaria estalló en su mente como una luz. 2+2=4.

Cuando empezó a comunicar la verdad oculta, ya había recibido un aluvión de videos, artículos y libros confirmadores.

¿De dónde le llegaba tanta información?

¿Quién sabe? Tal vez de los Hermanos de Luz, tal vez de su pasión por la verdad, tal vez de ambas cosas.

Predicó con denuedo, con todos sus minúsculos medios, pero sobre todo con una convicción inexpugnable.

No le llamaron loco porque sus argumentos tenían consistencia. Le llamaron negacionista, (de la MENTIRA DOMINANTE), insolidario, petulante y conspiranoico.

Cuanto explicaba, a la mayoría le entraba por un oído y le salía por el otro. Les resbalaba, sencillamente, todo lo que decía.

Cuando las evidencias de la cruda realidad eran más que ostentosas, los argumentos esgrimidos en su contra se tornaron pueriles. El predicador arremetió entonces con renovados argumentos, pero no consiguió suscitar la menor duda en nadie.

Llegó a sentir cierto rechazo o distanciamiento hacia familiares y otras personas cercanas abducidas por la propaganda oficial, por no querer informarse, por seguir la corriente a las autoridades controladoras y desalmadas sin reclamar, sin revelarse ni protestar siquiera.

Sintió el peso de tanta miseria, tanto entreguismo, tanta frivolidad… hasta notar su desconexión de los demás con una suerte de cabreo interior.

Su convivencia, en adelante, se convirtió en un paripé, en una componenda para no lastimarse mutuamente con los demás.

El predicador comprendió por fin que conspirador era también él mismo, pretendiendo promover un mundo nuevo, libre de la mafia bancaria del dinero y de la ciencia prostituida al servicio de los poderosos y los ejércitos. (¿Para quién, si no, se fabrican armas, tecnología de control, virus y sustancias mortíferas?)

La conspiración de la oscuridad triunfaba, ("más vale malo conocido que bueno por conocer"), y la suya fracasaba irremisiblemente.

El predicador silenciado aceptó esta verdad irrefutable y se calló para que la VERDAD hablara por sí misma.