martes, 16 de febrero de 2021

 "Todo lo que es débil quiere ignorar el mal"   Lluis Llach

Sólo en la Verdad confío alcanzar la salvación. La mentira y el engaño siempre procuran robar al otro su poder, anular su libertad de pensar y actuar, y finalmente esclavizarle.


NO, LOS NIÑOS NO SE ESTÁN ADAPTANDO BIEN

Este es un artículo escrito por Esther Ramírez Matos, psicóloga y terapeuta familiar, el 14 de noviembre de 2020 y publicado en la página web del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal.

Me reciben con una expectación preciosa, la madre de uno de ellos ha entrado en las fronteras de lo que antes era una escuela abierta. Se le ha permitido, previo chequeo de las medidas necesarias, que pase al fortín donde esperan ansiosos que alguien distinto a sus maestras les cuente algo diferente. Están todos con sus caritas medio tapadas con las mascarillas que intentan torpemente parecer simpáticas con estampados infantiles. Me produce tristeza, pienso una vez más en que parece que vivimos una película de terror. Dejo pasar esta idea, me he prometido no juzgar en la medida de lo posible, he venido para escucharles, para facilitar que aunque sea a través de sus trapitos, puedan contar cómo se sienten con todo este caos que estamos viviendo.

Son sencillamente preciosos y preciosas, al contrario de lo que pensaba, resulta fácil que dibujen y posteriormente expliquen sus emociones. Tienen ocho años y saben lo que les pasa. Hablan de agobio, de sensaciones de no poder respirar, de angustia porque creen que, si tienen el bicho, les sale respirando y les viene rebotado por la propia mascarilla y de nuevo para adentro, ¿estarán hablando de algo más que del virus?, me pregunto.

Cuentan que se sienten enfadados por tantas restricciones, por no poder abrazar y besar, resulta que a las criaturas les gusta besar, eso sí a quien ellas eligen y quieren. Dicen que tienen miedo a que les pase algo a sus seres queridos, ni uno solo habla de morir él o ella mismo, me dicen que les preocupa ser los causantes de que los mayores que aman perezcan, ¿qué les hemos hecho creer?, ¿cuánta culpa habrán de sanar estas personas?

Explican claramente que se sienten sin salida, que a veces creen que esto no pasará nunca, ¡para ellos 8 meses es casi un 10% de sus vidas!, hablan de desesperanza y de miedo a cómo será la vida después, nunca antes habían creído que tuvieran que preocuparse por estas cuestiones. Uno a uno, localizan en sus cuerpecitos el miedo, el enfado, el agobio y la preocupación, son tan gráficos que por momentos se levantan y nos hacen reír, nos reímos a carcajadas con sus ocurrencias, bendita risa que me permite respirar un momento y desviar mis ganas de llorar.

Ha pasado más de una hora y no me quiero ir, quiero abrazarles y decirles que todo irá bien, que todo pasa y todas esas frases que ahora suenan terriblemente vacías. Me contengo porque no quiero mentirles, a cambio de eso les doy las gracias y les digo que yo también estoy así como explican, muchas veces. Les animo a que lleven sus dibujos sobre sus emociones a casa y lo compartan con sus padres, algunos se niegan y al final un niño se atreve a decir que no les quiere contar nada, que no quiere preocuparles explicándoles que él está pasándolo mal. Me arrugo como una pasa y me cuesta hablar, recuerdo la cantidad de veces que he escuchado esto de “qué bien se están adaptando los niños”, y una vez más todo mi cuerpo se enfada con esa sentencia, me cuestiono de nuevo, ¿se están adaptando o nos están protegiendo?

Desde que todo esto empezó son ellas y ellos a los que más se ha maltratado sistemáticamente, hemos padecido el confinamiento más estricto de toda Europa y nuestros pequeños no podían pisar las calles, hemos visto parques cerrados, niños en sus casas que saludan a través de las ventanas incluso cerradas para que no se contagien, les hemos etiquetado de potenciales armas biológicas que podían causar la muerte a sus abuelos, les hemos tapado la boca en todos los sitios, incluso en el campo.

Ahora, 8 meses después es tiempo de reflexionar sobre qué más les hemos tapado, cuántas cosas les hemos metido dentro que no tienen salida, y rebotan hacia su interior. Es tiempo de saber que, por suerte, no se están adaptando muy bien, siguen percibiendo que lo que les estamos haciendo no es bueno, que les estamos robando un tiempo precioso para tocar, amar, experimentar, jugar, besar y soñar. Su malestar es signo de salud, señal de que el miedo ha sido tal que les hemos faltado al respeto. Se duelen, se enfadan, se entristecen y gritan. Sólo tenemos que querer escucharles.

Por un momento esto me da esperanza, me hace creer que ellos y ellas nos van a hacer despertar y darnos cuenta de que nos hemos equivocado. Pienso en cuánto trauma tenemos que restaurar y cuanto perdón tendremos que pedirles cuando veamos su dolor de verdad y dejemos de decir esto de ¡qué bien lo están llevando!


Y este es el mensaje (video) del Dr. José María Paricio Talayero, médico pediatra y doctor en medicina preventiva y salud pública el 14 de octubre de 2020: Los niños prácticamente ni se contagian ni contagian el Covid.

«La infancia es un estrato de la población que prácticamente no se contagia ni contagia a otros, que padece la enfermedad habitualmente de modo muy leve y juega un papel muy poco relevante en la evolución de la pandemia covid».


8 comentarios:

  1. Estoy enternecido con la experiencia de la psicóloga Esther Ramírez. Y muy de acuerdo con todas sus apreciaciones. Y también, con la opinión del doctor Paricio, aunque ésta admita ciertas matizaciones. Ciertamente, se podría haber sido un pelín menos estricto con las restricciones a los niños. Pero eso ni siquiera ahora, después de un año, estamos seguros de poder hacerlo. Me parece de justica reconocer que las autoridades sanitarias y políticas han estado intentando promover las medidas que han considerado mejores, aun sabiendo que estaban dando palos de ciego. También ha ocurrido en la Ciencia. hemos estado perdidos, al albur del dichoso virus. Todos estamos padeciendo las consecuencias físicas, económicas, sociales y emocionales de esta pandemia. Y los niños, claro, no son una excepción. Nos duele mucho, me duele muchísimo, pero no sé qué otra cosa s e pudiera haber hecho con garantías y con seguridad. Reconozcamos que la situación, por novedosa, extraordinaria y desconocida, nos ha superado a todos.
    Un abrazo.

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  2. Gracias Fili.
    ¡Ojalá, lleguemos a reconocer TODOS los "errores" cometidos en esta Plandemia con honestidad!
    ¿Es necesario causar tanto sufrimiento en la población para salvarnos?

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    1. Esa última pregunta tuya da escalofríos. Yo creo que sí. Pero también creo que es necesario repasar y reconocer errores, claro que sí.

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  3. Libros, artículos y videos con los que alimento mi confusión casi a diario hablan de una situación socio-política muy compleja y crucial.
    Doy cuatro pinceladas en ese sentido:
    Xi Jinping está colocando a China en el tablero geopolítico a la cabeza del mundo: aumento de su flota bélica a la par de la yanqui, patrón oro en su poder, penetración comercial en África y Sudamérica, viajes espaciales, industria electrónica puntera, etc., y por ello se propugna como principal lider del Nuevo Orden Mundial.
    España y otros muchos países europeos tienen sometida su soberanía al pago de una deuda astronómica que condiciona cualquier tipo de decisión libre y autónoma.
    Los filántropos, (lobos con piel de cordero), como Soros, Fundación Gates, familia Rockefeller, familia Rothschild, club Hilderberg, OMS, ONU,... han potenciado las vacunaciones masivas mundiales y no paran de pregonar las virtudes del Nuevo Orden Nundial, que sólo nos pide a cambio que renunciemos a los derechos humanos individuales conquistados tras miles de años de lucha contra la tiranía.
    Su gran experimento global de someternos a todos les resulta factible por su posesión de medios económicos y energéticos casi ilimitados, por el control casi absoluto de los medios de comunicación, por el control tecnológico cada día más sofisticado, por el manejo sin cortapisas de gobernantes e instituciones mundiales, etc.
    Con la Plandemia, creada por ellos, han activado el miedo colectivo y lo están utilizando para aislar y manipular las voluntades de los ciudadanos, que ya están doblegados e indefensos en grado considerable.
    Si todo esto se confirma, que paren el mundo porque yo me bajo.

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  4. Esta estela de frustración y desengaño por la dinámica que está tomado nuestro mundo es más fácil de seguir por mi parte. Estoy contigo en gran parte de lo que dices. Pero me resisto a considerar que la pandemia sea un producto perverso inventado para controlarnos mejor, como si ya no lo estuviéramos lo suficiente. Un abrazo.

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  5. Más convencido estoy yo que tú de lo contrario, y lo sabes.
    Si dejaste de creer en Papá Nöel y Reyes Magos, seguramente ya sabrás que la casualidad no existe. Cuando alguien dice: "ha sido una casualidad", miente.
    En mi caso, cuando algo no me sale o no me cuadra, le doy la vuelta para ver si lo estaba considerando o haciendo equivocadamente.
    Por si le sirve a alguien, traslado aquí una frase que me ha impactado:
    "Los que no tengan miedo no se contagiarán".
    Un abrazo.

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  6. Yo cambio el sentido de tu última sentencia, y digo: "Los miedosos no se contagiarán". Bueno, un abrazo, amigo.

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  7. Ya estáis contagiados por el miedo, hermano.
    Si os salvaréis o no, ya se verá. De momento estáis en sus manos.
    Esto no pretende decir que los demás estemos necesariamente a salvo como expresa el mensaje final de mi anterior comentario, o sí, ¿quién sabe?.
    Siempre se ha dicho que el miedo hace exclavos.

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