ENTRISTENIÉNDONOS
Parece ser,
excepciones aparte, que cada cual se enroca en la “sua vita” a su puta bola,
hasta fraguar un solitario especialista.
-Mis hijos
no reparan en lo valiosa que es mi colección de sellos, y no les interesan un
carajo los detalles de mis arduas pesquisas para obtener los ejemplares más
exiguos.
-¡Pues anda
que mi veloz sobrino ha tardado una mierda en tirar a la basura el ordenador
que le di y comprarse uno nuevo!
-Yo tengo
ahí la bici y la caña de pescar, pero no encuentro a nadie que me acompañe al
río.
-Venga,
venga, que a las comidas, si uno paga, no se resiste nadie. ¿Qué hacéis en los
días de fiesta?
-A mí no me
gustan las fiestas. Trasnochar, beber, ligar son cosas de otro mundo.
-Yo antes
veía algunos partidos de fútbol, hasta que me di cuenta que me importaba un
bledo que ganase España o Marruecos.
-Pues, mira
tú, acabo de rescindir mi suscripción a “Peón de Rey” porque analizar posiciones se me venía haciendo un tanto pesadito. Ni que decir tiene que ya no
encuentro a nadie para echar una partidita.
-¿Al menos,
iréis al cine, al teatro o a ver algún concierto?
-Sí,
pensarlo ya lo pienso, pero me pone nervioso buscar aparcamiento. Y si no
estoy cerca del escenario no entiendo bien qué dicen. Eso, por no hablar del
jaleo que arma, de vez en cuando, el bárbaro gentío, y sufrir verlo todo sembrado de inmundos desperdicios.
-¡Sois un
verdadero caso, y ya ni sabéis dónde ir a estorbar un rato! ¿Echamos una brisca?
-Prefiero el
dominó.
-Lo siento
chicos, pero me voy a casa, que me ha entrado un pelín de sueño.
-Dais pena,
os habéis puesto viejos de verdad, seguro que no os funciona ni el puñetero sexo.
-¡Un
respeto, amigo conductor, que aquí donde me ves, bajo yo la basura y controlo
los gastos de la casa!
-¡Perdona,
no quería ofender! ¿Nos vemos el jueves otra vez?
-¿El jueves?
¡Qué pereza!
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