La Opinión de Pedro Calle

 “TODO PASA Y TODO QUEDA…”

 

Tengo un velo o telaraña en los ojos, tengo un EGO que no sé manejar adecuadamente para vivir en paz.

Tanto afán de supervivencia me agota y me reduce a la total insignificancia.

Cuando todos suspiran aliviados, porque ha terminado un año de Plandemia, cuando me felicitan el año nuevo como si hubiera logrado algo encomiable, cuando los buenos deseos, y el repaso en TV del viejo cancionero, intentan animar o distraer al personal, yo estoy triste.

Repaso el año vivido y agradezco los maravillosos encuentros y excursiones, (siempre acompañado de mi mujer), con nuestros amigos, especialmente la excursión que hicimos a Guadalest y Benidorm con Manuela, Manuel y Miguel, y la visita a las fuentes del Algar con Francisco, Gloria y Pilar; la celebración del año nuevo chino en el restaurante Lidu de nuestra amiga Linda, con toda nuestra pandilla de Registros Akhásicos y Fengshui; las comidas en el campo de mi hermano con mis familiares; algunos paseos campestres por Orgegia con mi mujer; las comidas con mis suegros, las visitas semanales a mi hermano Edu y las visitas a casa de nuestra cuñada y nuestro sobrino Guille…

En otro tipo de experiencias, agradezco la asistencia y ayuda inestimable de Kwan Yin y los Hermanos de Luz; el curso de péndulo hebreo a cargo de Bea; las sesiones de Taichí y Registros Akhásicos semanales con Francisco; la publicación de los tres libros de nuestra amiga y maestra Bea, que he corregido lo mejor que he podido; la lectura de novelas y libros esotéricos tan interesantes;  los contactos telefónicos con Manuel Jurado y Miguel “el torraor”, la apertura de este blog gracias a la magnanimidad de Rafael Vilas y Manuel Jurado, el rifi-rafe con Fili, que confía en la Ciencia como si fuera Dios en lata. Yo confío, en cambio, en la madre Tierra y en todas las maravillas de su Naturaleza, y confío en mi intuición y en mi propia muerte.

Estoy triste, pese a tantos regalos y logros, porque no veo el menor signo de que el 2021 pueda ser mejor para todos, y egoístamente para mí.

El nuevo año sería mejor si no tuviera que estar siempre vigilante para que no me multen por andar sin pandemio, o me increpen, o me fulminen con miradas que me señalan como un maldito genocida, cuyo aliento mortífero corrompe el aire que respiramos todos.

Y lo sería también si no obligaran a nadie a vacunarse, y si informaran honestamente de todos los riesgos a quienes deseen dejarse vacunar.

Y lo sería aún más si la Ciencia investigara los efectos nocivos para la salud de las radiaciones electromagnéticas 5G y afines, de manera independiente y veraz. Y si a continuación se tomaran las pertinentes medidas necesarias de control.

Estoy triste, este uno de enero, porque no consigo creer que ninguna vacuna nos salve de las mentiras, ni de la mano negra de los poderosos con sus maquinaciones y nefandos intereses.

Estoy triste porque siento la colosal DERROTA colectiva que nos mantiene prisioneros de geldemios, mascaremios, confinamientos, toques de queda y ley de Desinformación, mientras los criminales se ríen porque aceptamos sus golpes, quebrantando nuestros derechos democráticos, completamente ignorantes y confiados.

Nos condenan a una pobreza y una esclavitud cada día mayores, asegurándose el avance de sus macabros planes de tiranía global, paso a paso, tras haber instaurado el Pensamiento único y el Miedo medular a un virus de laboratorio, mediante una propaganda incesante e ilimitada.

Estoy triste porque el 2021 nace ya derrotado sin que nadie lo quiera admitir.

Y porque no sé qué hacer para remediarlo.