martes, 2 de marzo de 2021

 

La censura en los medios de comunicación

El compromiso con la verdad sólo tiene un objetivo: buscar la verdad

Cuando uno se pregunta cuáles son los fines de una actividad, al médico se le asocia la salud de los pacientes.

Los informadores (periodistas en sentido amplio) deberían pretender que se conozca la opinión de todos los que tienen algo que aportar en la búsqueda de la verdad. 

Como decía en el directo del martes 23 de febrero censurado en el hasta entonces mi canal, si a las reglas del fútbol se superpone un Real Decreto que autoriza en determinados momentos a que alguien entre en el terreno de juego y lleve el esférico con la mano tras la meta de un portero ante la inmovilidad de los futbolistas del terreno de juego y ese tanto se considere válido... será legal porque la autoridad ha emitido una ley que lo permite, pero todos los presentes, desde el terreno de juego o la grada, pensaremos que aquello ha dejado de ser fútbol. 

Cuando esto sucede en el campo de la medicina y lo denuncias, te sacan la tarjeta roja y te expulsan del terreno de juego.

Para aquellos que quieran seguir jugando al fútbol y divirtiéndose, hemos de buscar otro terreno de juego no afectado por leyes veleidosas que impiden el desarrollo de la expresión y la libertad

El problema hace tiempo que dejó de ser una cuestión sanitaria: es social. Y lo que está en juego es la libertad del ser humano amenazada por el miedo generado por los medios de desinformación.

Si el fin de los médicos es velar por la salud de los pacientes, quiero hacer un llamamiento a los sanitarios para que se den cuenta que en estos momentos el problema que está causando el coronavirus en el mundo no es la saturación de UCIs o camas de hospitales, como se encargan de cacarear con ocasión o sin ella los medios gubernamentales. 

El problema médico en España no es la memoria de los 50.000 fallecidos atribuidos a COVID sino el cerebro alterado de los 47.000.000 de españoles restantes que han visto deteriorada su vida y su calidad de vida por el miedo alimentado y consentido por las autoridades sanitarias. 

Los médicos no nos ocupamos de los muertos sino de los vivos. Y tenemos responsabilidad.

Cada cual tiene que saber dónde está su deber. 

Lo de menos es que nos pida cuenta la justicia humana (que también se puede corromper), lo preocupante es que nos pida cuentas la justicia divina. 

Algunos periodistas lo saben. Algunos médicos también.

Luis Benito de Benito

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