jueves, 1 de abril de 2021

 

Si he perdido la vida, el tiempo, 

todo lo que tiré, como un anillo, al agua

si he perdido la voz en la maleza,

me queda la palabra. 

Si he sufrido la sed, el hambre, 

todo lo que era mío y resultó ser nada, 

si he segado las sombras en silencio,

me queda la palabra.                                

Rafael Alberti

 

D Discovery Salud nº 247. Abril 2021

No conozco a nadie más pesadito que yo. Largo y largo sin que nadie o casi nadie tenga interés alguno en lo que cuento.

Estoy leyendo la revista que cito en el título de este artículo y me estoy volviendo loco. Resultado: sin contención ni prudencia de ninguna clase me lanzo a “largar” lo que voy entendiendo de su lectura.

Esta nada prestigiosa revista, indigesta para paladares científicos selectos, trae unos cuantos artículos que desafían todo lo expuesto sobre virus, Plandemia, radiaciones 5G, mascarillas y demás medidas autoritarias anti-contagio.

La primera noticia, que no tardamos en propalar ni un segundo, es la de la Fiscalía del Tribunal Supremo dictaminando improcedente la vacunación forzosa. El vacunólogo Federico Montalvo afirma, no obstante, que “pese a ello, las autoridades deberían multar a quienes no se vacunen”. Así de puta madre es nuestra democracia.

En cuanto a lo cojonudo que es inocularse la vacuna AstraZeneca, sin otra necesidad que calmar nuestro miedo, el propio fabricante reconoce que “puede provocar picazón, dolor, prurito, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección, erupciones, urticaria, malestar general, cansancio, debilidad, disminución del apetito, sudoración excesiva, fiebre de más de 38º, escalofríos, dolor de cabeza, dolor de estómago, náuseas, vómitos, diarreas, mareos, somnolencia, dolor articular o muscular, inflamación de los ganglios linfáticos, cambios en el ritmo cardiaco, dificultad para respirar, silbidos respiratorios e hinchazón en cara, garganta y labios

Y digo yo: ¿quién puede resistirse a probar algo tan heavy metal?

Mi artículo favorito es el de la entrevista al virólogo alemán Stefan Lanka. Imposible resumir una teoría tan revolucionaria y anti materialista con mi escasa formación científica.

Sobre Pasteur, (padre venerado como fundador de la medicina actual, asentada en el principio de la infección), y basándose en los diarios del mismo Pasteur analizados por el profesor de la Princeton University, Gerald Geison, se nos desvela el engaño que perpetró Pasteur para demostrar la eficacia de su vacuna contra el bacilo del ántrax. Envenenaba animales (perros, ovejas…) que morían ante el público. Luego inoculaba el bacilo a otros animales que decía haber inmunizado con su vacuna, los cuales no morían. Claro, porque estos animales no habían sido envenenados previamente.

Hitler anuló todas las escuelas alemanas de medicina que no siguieran la Teoría de la Infección, consiguiendo que ésta sea la teoría dominante desde entonces.

El artículo “Cómo conseguir que millones de personas se crean una mentira” nos remite, más allá de la manipulación de redes sociales y medios de comunicación de masas, a la moral autoritaria y castradora de nuestra cultura, que reprime la sexualidad infantil para convertir al individuo en un ser dócil y obediente, gracias al trauma inconsciente generado en el infante.

Quien desee comprender mejor cómo se ha implantado el modelo domesticador que ha producido el caos que arrastramos desde hace más de un siglo, ya puede leer este artículo y a continuación echarse a llorar.

También considero muy saludable el artículo sobre los tribunales de diferentes países que anulan las medidas anti contagio de la Plandemia. Lamentablemente, tal como se nos explica, la politización de la Justicia en España nos sigue ofreciendo atentados impunes a la libertad ciudadana, pasividad, y silencio ante el recurso presentado al Tribunal Supremo por Vox sobre la inconstitucionalidad del (¡primer!) decreto de alarma.

De nuevo, la falsedad del estado democrático español se demuestra palmariamente. Partidocracia es lo que hay y gracias.

Para terminar, que no quiero cansaros y yo también me canso, copio la entrada del artículo “Las radiaciones electromagnéticas de la tecnología 5G y la Covid-19 y ahí lo dejo, aunque hay más platos sabrosos para degustar en la revista:

“Los doctores Beverly Rubik y Robert R. Brown acaban de publicar un trabajo según el cual las radiofrecuencias de las comunicaciones inalámbricas –incluidas las microondas y las ondas milimétricas-, especialmente las emitidas por la tecnología 5G, están relacionadas con la Covi-19. Contribuyen a la hiper-coagulación, alteran la micro-circulación, reducen los niveles de hemoglobina y eritrocitos exacerbando la hipoxia, causan inmunosupresión e hiper-inflamación, aumentan el estrés oxidativo y la producción de radicales libres, empeoran las arritmias y los trastornos cardiacos, exacerban la lesión vascular y el daño orgánico y, además, aumentan intracelularmente los cationes de calcio, esenciales para la entrada, replicación y liberación del virus”.

2 comentarios:

  1. A mi si me interesa lo que escribes que tiene de bueno que es totalmente diferente.

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  2. Gracias José Manuel, me anima cantidad que aprecies lo que voy sacando en este blog. Y me alegra saber que seguimos en contacto.
    Muchos artículos, como habrás notado, ni siquiera son míos.
    Combato la Plandemia y sus inquisiciones, (lo mismo que combatimos años ha la obligación de prestar servicio militar), con todo lo que encuentro.
    Bueno, con todo no, que exponer todas las insidias y conspiraciones que voy conociendo sobrepasa mis modestas posibilidades. De ahí que incite a informarse de primera mano con la revista D Discovery Salud a quien incautamente me leyere.
    Mi compa F. me facilitó el buscador ECOSIA para encontrar contenidos sobre el 5G u otros censurados. El complot para imponernos las radiaciones electromagnéticas es brutal, como sin duda sabes.
    A continuación voy a poner el último informe sobre los satélites 5G que da más miedo que toda una familia de Covid suelta sin pandemio ni antivirus.
    Por aquí hace muy buen tiempo. ¡Ojala pudiéramos volver a vernos!
    ¡Un abrazo!

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