LOS INSOPORTABLES
NEGACIONISTAS
Galileo
aportó en su época una verdad científica impresionante. No era el Sol quien
giraba alrededor de la Tierra, sino al contrario: la Tierra era quien giraba
alrededor del Sol.
-¡Maravilloso,
tú sí que eres un científico auténtico!, –le dijeron sus colegas, el Papa y la
Inquisición- pero no te lo vamos a aceptar, ni vamos a investigarlo. Es más,
nos caes fatal y te vamos a joder todo lo que podamos por dejarnos en ridículo.
Todos los
estamentos que representaban el conocimiento de aquella época adoptaron el
negacionismo radical contra la cosmogonía que Galileo, currándoselo bien
currado, les proponía.
El EGO tiene
dos cosas claras, clarísimas: no aguanta que otro EGO le corrija demostrándole
que está equivocado y no duda acerca de tener más razón que los demás pase lo
que pase, porque él lo vale.
Hoy día se
tilda de negacionistas a quienes no les cuadra que el Sol en España salga por
el cabo de Finisterre. ¡Pero, tíos, si lo ha dicho la TV!
Por suerte,
el virus, los muertos, los contagiados a mansalva están ahí. Son la única
realidad evidente. No puede ser que todo el mundo engañe. Las vacunas son
inocuas, lo han dicho Belén Esteban, Risto Mejide y el resto de presentadores, doctores, y todo
bicho viviente que asoma la geta por la caja tonta.
¿Por qué
meten mierda esos seudo científicos que achacan la crisis de los infectados a
las antenas de radiotelefonía, los chemtrails, la contaminación, los alimentos transgénicos,
las vacunas contra la gripe, las terapias experimentales genéticas con grafeno,
etc.? ¿Es que no quieren que derrotemos al malvado virus llegado directamente
del infierno para aniquilarnos?
¡Los muy
cerdos pretenden desprestigiar las mascarillas diciendo que producen hipoxia y
hongos pulmonares!
Se quejan
porque les cortan sus canales en Internet, porque no les dejan debatir en TV,
porque sus recursos contra las decisiones gubernamentales, (que nos protegen
admirablemente cercenando o restringiendo nuestros derechos fundamentales), no prosperan en los
tribunales… y hasta se llevan las manos a la cabeza porque no queremos
informarnos mejor leyendo revistas y libros conspiranoicos escritos por científicos fracasados, que presumen de independientes.
Es una
situación terrible y lamentable. Quieren asustarnos con muertos y enfermos
graves que se vacunaron y al poco tiempo sufrieron coágulos, trombos y
patologías inflamatorias o tormentas de citoquinas. Incluso se atreven a criticar la prohibición de hacer
autopsias y califican de contraproducentes las terapias aplicadas a los
afectados, sólo porque unos médicos italianos consideraron criminales sus propias
terapias.
Hasta la fecha hemos sido muy tolerantes con ellos. Pero todo tiene un límite. En este año 0 de nuestro Nuevo Orden Mundial, el justo brazo inquisidor de nuestro recto sistema ejecutará con rigor las medidas pertinentes para callar y doblegar a esos miserables.
Y si persisten
en el error, renunciando a viajar, yendo a trabajar sin estar vacunados y viviendo impunemente sin
tarjeta sanitaria… les culparemos de todo lo malo que nos sucede y nos los
cargaremos poco a poco, como el bueno de Hitler hizo con los judíos, tan desafectos a su brillante Régimen.
Es la ley,
(del más fuerte, claro).
No hay comentarios:
Publicar un comentario