jueves, 20 de enero de 2022

 Una aseveración y la contraria,

ni azul ni rojo sino todo lo contrario,

ni izquierdas ni derechas,

ahora toca mezcolanza covidiana.

No sabemos a quién encomendar

nuestros trapos viejos y asechanzas.

De eso se trata.

 

 

LA JERGA COVIDIANA 

 

A veces me pregunto, me interrogo 

y me desdoblo en otra persona, 

para ver si logro deshilvanar la madeja 

de tantas contradicciones y falacias. 

 

¡Me lo voy a creer!, pienso. 

¿Qué me creo?

¿Qué estoy inmunizado? 

¿O que no lo estoy? 

¿O ambas cosas a la vez? 

A ver lo que dicen mañana 

y me lo creo también. 

 

Estos conceptos hasta la saciedad 

los vienen repitiendo 

desde el principio de estos tiempos. 

¿Qué martingalas lingüísticas 

tendría que poner en práctica 

para creerme toda la jerga 

contradictoria y dogmática 

que nos sirve la plena democracia? 

 

Hace un tiempo tenía claro 

quiénes estaban a la derecha 

y quiénes en la izquierda del tablero

ahora no veo diferencias

todos están del mismo lado,

todos juegan con las negras. 

 

Desdoblándome y poniendo cara de bobo 

tampoco logro creerme 

una cosa y la contraria, 

siempre oigo los mismos argumentos 

carentes de contenido, 

los mismos dogmas, los mismos credos 

y están todos de acuerdo 

aunque parezca lo contrario. 

 

La dictadura anterior 

cercenó de cuajo el pensamiento 

y sus raíces históricas. 

Creíamos que se había generado 

una visión crítica del entorno 

en que nos movemos los humanos, 

pero estábamos equivocados. 

 

El miedo generado con la existencia 

del Lobo, La Bruja y el Tío del Saco 

pasó tranquilamente los filtros 

y si ahora dicen 

¡que el virus, las olas gigantes, 

las cepas hambrientas de sangre humana 

y el tsunami desbocado vienen a comernos! 

la gente ingenua lo seguirá creyendo. 

 

20/01/2022 

 

Rafael Campillo Sendra 

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