DESPEDIDA
para
RAFAEL CAMPILLO SENDRA,
(9-6-1935) (1-3-2022)
Te marchaste
pero dando la cara al enemigo.
Luchaste hasta
el final con tu palabra lúcida y sentida.
Me pones en
un brete con tu rauda partida,
tan serena,
valiente y asumida,
que me exige
tu evocación urgente
improvisando esta parca elegía.
Nos unieron
el Camino de estrellas de Santiago,
los estudios
en Tien de acupuntura,
paellas y porros
con Cecilio, con Toro y con Pepito,
las sesiones
de yoga en ca tu hermana Mila,
tus libros
de memorias y unas cuantas poesías,
y aquellos paseos nocturnos con Toro
arrastrados por Rambla y Explanada
con los fartons y horchatas incluidas.
Con Paco
González realizamos similares salidas,
una de ellas en carnaval alicantino de los años 90
y otra en Sant Joan en la audición de jazz
poco antes de su pronta partida.
Tus lemas eran
la risa, los amigos y el amor a la vida.
Quisiste sin
medida a tu pequeña Aitzea.
Tu gran
deuda de siempre ha sido con Manuela,
y, aunque lo
valoraste poco, el amor fraternal
de Lolín y de Mila, sin olvidar tu madre,
hijos y nietos… toda tu familia.
Tal vez te
estés riendo de este “mierdecita”,
siempre tan
despistado, y con sus tonterías.
Gracias de
corazón por compartir conmigo
tu amistad sin traba y alegre compañía.
Eché de
menos tus correos diarios,
con José Antonio, estas
semanas últimas.
Te apremió, ya se ve, tu viaje a otra vida.
Puede que te recuerde hoy y unos cuantos días.
Dale un abrazo a nuestro amigo Paco
y no dejéis de echaros unas risas.
Esta fue la última poesía que nos mandó:
La mejor experiencia
siempre es la propia.
Nadie escarmienta
en las costillas ajenas.
4/02/2022
Se me olvidaron los abrazos.
EN EL PUNTO ÁLGIDO
Cuando se llega a la cima
se respira aire puro de montaña,
unas bocanadas amplias
hinchando los pulmones
dejando que entre a raudales
el céfiro mágico sanador
hasta lo más profundo de la esencia.
¡Ya no, llegamos tarde!,
hasta la montaña nos madrugó
la contaminación estúpida
de los seres más contradictorios,
los que ascienden a mascarilla calada.
Hay otros puntos álgidos:
en medio de absurdas contradicciones
-tratándonos de pardillos crédulos-,
científicos del protocolo,
(para qué estudiar más
y comprometerse con su profesión),
le dicen a mi hermana ingresada el sábado,
con mucha pompa y regocijo,
"La vemos muy bien
el lunes se va para su casa".
El lunes se equivocaron de camino,
marchó con muchas prisas
y pocas disculpas camino del Tanatorio.
Ni puta idea, los médicos
de la Mejor Sanidad de Europa
con sus fatídicos protocolarios,
¿cuántas veces al minuto
equivocarán el camino?
Si alguien se atreve a levantar la voz
enseguida le pondrán sordina.
Y ahora, para que nadie me lo cuente,
estuve en la misma tesitura
dos veces grave en una semana,
con dos opciones claras,
¿voy a correr la misma suerte o parecida
a la de mi hermana
en la misma clínica, o muero
tranquilamente en casa?
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