lunes, 14 de marzo de 2022

 

DISTORSIONANDO EL CAMPO ENERGÉTICO HUMANO

 

Nuestra naturaleza original debió ser vegetariana, pero posteriormente fue modificada y se nos adaptó a la alimentación omnívora.

Somos, en parte, lo que comemos.

La alimentación actual, a veces transgénica (caso del maíz), a menudo producto de cultivos intensivos (caso del tomate) con fertilizantes y plaguicidas, y las conservas que contienen todo tipo de conservantes, emulsionantes, saborizantes artificiales… nos proporcionan una nutrición energética empobrecida. Obviamente, la carne procesada y/o procedente de granjas intensivas y el pescado de piscifactorías o ríos y mares contaminados tampoco mantiene las cualidades energéticas que dichos productos poseían un siglo atrás.

La proliferación de enfermedades y desequilibrios energéticos (casos del cáncer y la diabetes) es evidente si miramos las consultas cotidianas que abarrotan los Centros de Salud.

La mayor longevidad actual está mantenida en gran cantidad de casos por una farmacopea copiosa y variada (pastilleros), luego no podemos hablar de una longevidad saludable.

Tanto vacunas como medicamentos alopáticos transfieren al organismo humano principios activos que modifican la naturaleza original, buscando deliberadamente alterar el curso de la recuperación natural de una enfermedad e ignorando descaradamente las causas de la misma.

Instalados en una especie de comodismo, con prisa por recuperarnos de la enfermedad y con cierta avidez por el disfrute irresponsable de drogas y medicamentos, nos desentendemos de atender adecuadamente las necesidades de nuestra naturaleza física, síquica y espiritual.

A todos nuestros excesos y vida estresada, falta añadir el smog de nuestras ciudades, la falta de ejercicio (dado el modo rutinario burocrático propio de nuestra sociedad opulenta) y nuestra dependencia tecnológica (electricidad, electromagnetismo, coches y aviones…)

Si a todo ello, que repercute directamente en nuestro campo energético alterándolo y provocando enfermedad, le sumamos los vertidos malintencionados de productos tóxicos en la atmósfera (chemtrails); las terapias génicas anti Covid, que deterioran gravemente nuestro sistema inmune (proteína spike) y además contienen partículas coagulantes, el grafeno (trombos) y otras sustancias relacionadas con cáncer, miocarditis y esterilidad; y los chutes periódicos y sin control de radiaciones electromagnéticas… la VIDA SALUDABLE es pura historia.

Mi mujer dice que soy un pesimista, yo me considero un enfermo moral afectado por las flagrantes injusticias de un Estado plagado de instituciones desalmadas.

(De mis achaques prefiero no hablar).

9 comentarios:

  1. Querido Pedro: la medicina alopática no ignora descaradamente las causas de la enfermedad. Ni mucho menos. Otra cosa distinta es que no siempre las encuentre. Ni tampoco las vacunas alteran nuestro sistema inmune, sino que lo ponen en alerta. Por lo demás, bastante de acuerdo. Con todo, mi visión es algo más optimista. En nuestra niñez la vida era más o menos como tú desearías que fuese ahora: sin tele, coches, móviles, radiaciones electromagnéticas, plaguicidas y demás contaminantes ambientales. Y, sin embargo, recordarás, como yo, entierros de niños pequeños, en sus cajitas de madera blanca, uno al mes, por lo menos. Cierto que pagamos un precio elevado por los efectos de la "civilización". Pero sigo creyendo que en el balance global todavía salimos beneficiados. Creo. Un saludo.

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  2. Muy agradecido por tu amable comentario.
    Es cierto que el sistema de salud no ignora siempre las condiciones de vida del enfermo y sus problemas. Pero habitualmente en la Seguridad Social la cosa va más o menos así:
    -¿Qué le pasa?
    -Pues esto y aquello y lo de más allá.
    -Muy bien. Voy a recetarle unas pastillas...

    En cuanto a las vacunas poner en alerta para, por, si, según, so, sobre tras, no es otra cosa que una manipulación, alteración y desequilibrio del sistema inmunológico original.
    Imagina que estás tranquilito descansando y te pegan un grito, te dan una orden o te ponen en alerta. ¿No te alteran para nada? A mí sí.

    Hemos avanzado hasta cierto punto, (me refiero a salud), pero en mi niñez no dependíamos tanto de los médicos y hospitales. En vez de vacunas pasábamos el sarampión y lo que nos echaran y tirábamos para delante sin problemas.

    Lamento insistir en que las terapias génicas anti Covid en niños y embarazadas (ni en nadie según creo) son una barbaridad que no puedo entender, lo más abyecto y miserable del sistema sanitario que ha perdido su dignidad poniéndose al servicio de los políticos y el dinero.
    Una parienta mía ponía "vacunas" porque le daban un plus de paga. Han habido denuncias contra directivos de hospitales o residencias que cobraban por mantener las vacunaciones pese a las evidencias de que eran dañinas.
    ¿Nadie va a reconocer la verdad? Las batas blancas han sido manchadas por una corrupción inmunda que alguien deberá explicar.
    No debería sentir dolor por todo ello, pero lo siento y sólo me consuela pensar que a lo mejor es porque soy humano.

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    1. Pedro, amigo, te honra sentir dolor por el sufrimiento humano. Solamente te recomendaría, si me lo permites, que también te plantees que podrías estar equivocado: que las vacunas -lejos de ser la salvación que esperábamos con ansia- han sido útiles para gripalizar al Covid y disminuir las muertes; que no han sido más dañinas que cualquier otro tipo de vacuna; que las batas blancas no sólo no se han corrompido, sino que han dado el do de pecho, y, algunas, la propia vida, en defensa de los pacientes; que tu visión de la medicina pública es demasiado reduccionista, ese diálogo imaginario que describes solamente ocurre en la atención primaria, y en casos muy banales; que de niños, en efecto, pasábamos el sarampión y tirábamos palante... Los que tirábamos; te recuerdo que en nuestra niñez había un entierro de algún niño cada mes...
      Bueno, un abrazo.

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  3. Las muertes infantiles por difteria y otras enfermedades de nuestra infancia estaban relacionadas con la miseria que generaba el fascismo franquista y la ignorancia y no con los alimentos. Muchas mujeres parían más que las conejas: 12 mi abuela y 5 mi madre. (En tiempos de mis abuelos eran mucho más frecuentes las muertes infantiles, supongo que por peores condiciones de vida).
    En mi caso, estuve a un tris de perecer siendo bebé cuando me destetaron por intolerancia a la leche de vaca. In extremis, un médico me recuperó administrándome suero.
    Los médicos y sanadores tenéis todo mi aprecio y consideración por la labor tan valiosa que tenéis encomendada.
    Lo que me da coraje es la falta de honestidad a la hora de reconocer errores y rectificar humildemente y la de convertir la profesión, en muchos casos, en puro lucro.
    Y en el caso de las "vacunitas" los muertos y afectados graves por la actual "vacunación" no están equivocados, están JODIDOS.
    La disidencia médica y la crítica brillan en este tema por su ausencia.

    El código deontológico dice que lo primero es no causar daños al paciente. A lo mejor en esto estoy equivocado y lo que dice el código deontológico es que se puede especular con la salud humana procurando curar un poco más que matar.

    A estas alturas de la película TODOS deberíamos plantearnos QUÉ está pasando, pero me temo que las campañas de refuerzo de los refuerzos de vacunación continuarán con tu miserable y falso argumento de que nos mejoran de alguna manera, (carezco por completo de tu fe en ello).

    INVESTIGACIÓN INDEPENDIENTE, DEBATE, AUTOPSIAS, RECUENTO HONESTO Y MENOS PLANDEMIA creando terror y enfermedades mentales y cáncer en la población.

    ¿Has oído en TV que haya muerto algún niño por la "vacunación? Pues eso.
    Señor, dame paciencia.
    Un abrazo, bro.

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  4. ¿Mi argumento es falso y miserable? No creo merecer tan severa afirmación.

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  5. No eres el único que lo esgrime. Es la panacea justificadora (sin respaldo real) para seguir vacunando: LAS "VACUNITAS" NO INMUNIZAN NI EVITAN LOS CONTAGIOS PERO REDUCEN LA VIRULENCIA DEL BICHO Y CONVIERTEN LOS SÍNTOMAS EN LEVES. (Ergo benéficas son).
    Me recuerda aquello de la demostración por reducción ad absurdum: LAS VACUNITAS SON COJONUDAS PORQUE NO PUEDEN SER MALAS EN NINGÚN CASO.
    Tú, que tienes contactos con el mundo médico, dile a tus compañeros que te cuenten la verdad de la conspiración criminal que encubren las vacunaciones, basándose exclusivamente en su experiencia con los pacientes vacunados.
    Mantener tus premisas sobre la bondad de estas terapias genéticas maquiavélicas me hace pensar que, o estás poco informado, o te gusta llevar las orejeras de la propaganda oficial mentirosa, torticera y contradictoria.
    Yo sigo esperando encontrar una mínima evidencia de que el relato oficial de la Plandemia tiene algun sustento racional o alguna honestidad a la hora de confrontar los hechos sin imposiciones ni controles mentales desde un enfoque alarmista.
    La doctora Albarracín, investigadora comprometida, explica científicamente el síndrome inmuno-respiratorio a partir de la intromisión de la proteína spike (espiga) en el organismo. Existe la enfermedad y las muertes asociadas en ancianos con enfermedades o sistema inmunológico debil, principalmente.
    Las vacunas, produciendo artificialmente la proteína spike solo agravan la salud de los inyectados y alimentan las famosas olas del cuento de nunca acabar.

    Convencerte es una tarea imposible, ya lo sé. Lo que me flipa es que siendo una eminencia te enroques en una teoría más que dudosa, como hicieron los científicos con Galileo, enrocados en su propia teoría falsa.
    Por otra parte, por mucho que me esfuerce en rebatir tus puntos de vista, no dejo de apreciarte como compañero simpático, excelente narrador y luchador que da la cara por sus creencias.
    Un abrazo. (Ahora si que ya no me quedan argumentos).

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  6. Querido Pedro: convencerme a mi es lo más fácil del mundo. Mis amigos lo saben. Soy persona que sabe escuchar y ponerse en el lugar del otro. Si no fuese así ¿Cómo te explicas que aguante tanto alegato despreciativo por tu parte? Lo que ocurre es que hay cuestiones tan disparatadas que no puedo entender desde mi experiencia y mis conocimientos. Eso es todo. Un abrazo.

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  7. Me conformo con tu buen dialogar.
    La realidad "pasa" de tus consideraciones o creencias y de las mías.
    Nuestra amistad o compañerismo son una realidad compartida que no pienso discutir.
    Un abrazo mientras mi amigo José Antonio y yo seguimos esperando un relato autobiográfico-costumbrista de los tuyos.

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    1. En breve lo tendréis. Es que llevo un mes con mucho ajetreo en una asociación cultural de mi pueblo, y no me deja tiempo para relajarme.

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