EL DESEO
Tengo un cuerpo voraz
de insondables deseos al acecho
que el devenir convierte
en un triste falucho a merced de las olas.
Si alcanzara la iluminación,
libre de ese viejo tirano obsesivo,
no escribiría nada, nada perseguiría,
todo estaría bien... y yo tan relajado.
Tanto feroz combate por conquistar
o conquistarme
ya ni me sienta bien,
empiezo a estar cansado.
Este apego a la vida,
este afan de lograr expandir mis vivencias,
llegar a no sé dónde…
me tiene preocupado.
Después de tanto cuento,
después de tanta historia personal
en un servicio mercenario
para este yo despótico,
para esta humanidad controvertida,
desquiciada, suicida...,
no voy a saber ni siquiera morirme.
La vida es demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario