miércoles, 21 de octubre de 2020

 

MICRORRELATOS

 

1.-   Aquel buen hombre no quiso nunca tener tratos con la mierda. Decidió desentenderse completamente de ella, como si no existiera. 

   Su casa, inevitablemente, acabó convirtiéndose en un basurero impenetrable.

 

2.-   Aquel ególatra se moría por la admiración de los demás, por la gloria de su triunfante y magnífico ego. Sus amigos se cansaron de él y le fueron abandonando.

   Entonces pensó: “Los demás no merecen mi gracia, mi ingenio y mi elocuencia. No los necesito, puedo admirarme yo solo”. 

   Pero no tardó en cansarse de adorarse a sí mismo y, finalmente, se apagó su magnificencia.      

   Murió olvidado de todos, convertido en un ser insignificante.

 

3.-   El coleccionista buscaba cualquier cosa considerada de valor.

   Reunió tantas cosas raras que nadie se fijaba en él.

   “Las he conseguido yo solo”, solía decir a las visitas. Pero la gente, mareada de ver tanto objeto extraño, creía que había oído voces.

   Algunos se llevaban lo que consideraban más valioso, aprovechando el despiste del coleccionista.

   Cuando se murió, tardaron días en encontrarle, perdido entre tanto cachivache. 

 

4.-   Aquella mujer limpiaba concienzudamente cada objeto y estancia de la casa. A diario se entregaba con energía y determinación a esa tarea. Todo el hogar brillaba impoluto, pues aplicaba los mejores productos de limpieza.

   Sin embargo, por alguna extraña razón, lo que más le gustaba era salir a pasear por las calles sucias y descuidadas del pueblo donde vivía.

 

 

 

KAFKA EN EL MUNDO DE LOS FANS

 

Kafka se puso de moda contra su voluntad y contra todo pronóstico, siendo ya madurito.

 

-Dejad de ponderarme tanto y utilizarme como si fuera un feriante. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? 

No me interesan para nada tanta entrevista, homenajes y premios con los que no cesáis de acosarme últimamente.

 

-Pero, maestro, tú nos has enseñado cómo somos realmente, has iluminado nuestras sombras con tu agudo entendimiento; te mereces la fama y el reconocimiento social.

 

-Es posible. Pero yo no escribía para que me convirtierais en un títere curioso y divertido, sino para que tomarais conciencia y os plantearais ser mejores personas.

Me tenéis mareado. Y por favor, no vendáis más camisetas con ese eslogan tan estúpido: "Río con Kafka cuando llora y lloro con Kafka cuando ríe". Son horribles.

 

-Pero es que se venden muy bien. Cambiando de tema… Kafka, ¿puedo invitarte a un café?

 

-Pues claro, ¡muchas gracias! Carajillo, si no te importa.

 

A la media hora, Kafka se despide educadamente de su admirador, agradeciendo de nuevo la amabilidad de éste.

Al levantarse, para marcharse, de la mesita de la terraza del recoleto bar “CUÁNTA AGONÍA”, su interlocutor le dice:

 

-¿Kafka, podrías hacerme un pequeño favor? Es una tontería y no te supondrá mucha molestia.

 

-¿Qué quieres?

 

 -Me gustaría mucho que te pasaras por mi club de lectura; somos una pequeña colla y te profesamos un gran aprecio.

 

-¿Para firmaros mis libros?

 

-Bueno, también. Pero mejor las camisetas.  

 

 

 

 

CONFESIONES DE UN MALDITO INSOMNE

1

-¡Cuánta fanfarria! ¡Cuánta gesticulación! ¡Cuánta mierda!

-¿Y, eso por qué?

-Por llamar la atención, según parece.

-¿Algo más que añadir?

-¡Creo que no!

-¡Interesante!

-¿De veras?

Fin de la historia del psiquiatra. 

 

2

Es muy tarde. Me voy a la cama.

¡Gran noticia!

Si amanezco vivo supongo que mañana repetiré estúpidamente lo mismo que hice hoy.

¡Ya lo sé, menuda tontería a estas horas!

¡Pero es que no se me ocurre nada!

 

3

Estoy vivo. Y confuso. Y perplejo por todo ello.

Me planteo quién soy y pienso en las personas que conozco.

Tal vez, todos nos preguntamos a dónde pretendemos llegar con los demás.

Quizás, simplemente nos une la necesidad de engañarnos mutuamente y así ocultarnos a nosotros mismos lo poco que valemos.

 

4

Conozco un loco contradictorio, absurdo y desabrido.

Le tengo lástima.

No le denuncio porque prefiero creer que no soy peligroso.

 

5

Una asquerosa víbora anida en mi podrido corazón.

Es impía, mordaz y rencorosa.

Siempre anda susurrando obsesionada: yo, yo, yo, yo…

8 comentarios:

  1. Amigo Pedro, leyendo tus relatos me ha venido a la memoria el recuerdo de alguna situación pasada, en la que el estrés producido por la bulla del trabajo no me dejaba tiempo para el reposo.
    Para mí resultó muy útil aquella enseñanza del pasado, que me enseñó a meditar con respecto al mundanal ruido. El silencio acogedor, que me dejaba espacio para recoger los anhelos, y proponerlos como objetivos a llevar a cabo, si así el destino me lo permitía.
    Como ves querido compañero, una ocurrencia de andar por casa que en su día me sirvió, para no perder de vista el sencillo recorrido del andar diario en compañía de la familia.
    Un abrazo amigo Pedro

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  2. Me ha gustado mucho tu sencillez y humildad: "...si así el destino me lo permitía".
    Como no está muy claro que nos permite el destino y que no, vamos dando tumbos de locura en locura. Los más cuerdos son conscientes de las locuras en que se embarcan y se ponen a meditar como tú.
    El propósito de vida está en nosotros esperando la oportunidad de guiarnos con buen rumbo. Para descubrirlo sirven el silencio, la calma, el reconocimiento de nuestra parte oscura y el amor.

    En cuanto a los textos que aparecen aquí reinciden en lo contradictorios que somos.

    Que la paz te alcance y te conduzca a buen puerto, querido amigo.

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  3. Querido Pedro: Creo que éste es tu camino de perfección. Me han sobrecogido la soltura y profundidad de los microrelatos. En cuanto a las confesiones de un maldito insomne, no comparto la número 3. Yo creo que valemos mucho. La 4 y la 5, sencillamente geniales. Enhorabuena.

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  4. Tienes toda la razón.
    Pero la noche que escribí las malditas confesiones me salió el estúpido individualismo a relucir.

    El valer, que tiene mucho que ver con el valor, es siempre relativo.


    La dimensión humana es fundamental y a ella le debemos casi todo lo que somos en la Tierra como seres vivos: Nuestro acervo cultural, la amistad, la tecnología, la electrónica, la familia..., entre muchísimas otras cosas.

    A mí también me gustan el 4 y el 5, y el chiste de Kafka casi tiene gracia.

    Gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  5. Veo que cultivas tanto el relato extenso y detallado, tus memorias son un buen ejemplo, como el breve y conciso que muestran tu pensamiento profundo que en pocas palabras encierra un contenido muy interesante para reflexionar sobre uno mismo y sobre el obrar humano. Me han encantado tus microrrelatos, Me he sonreído con Kafka y las confesiones de un insomne son geniales. De la 3 no participo totalmente de ella. Un abrazo amigo Pedro

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  6. Amigo Fernando, gracias por ser mi mejor lector y valorarme tan positivamente.

    La confesión tres refleja la oscuridad del ser individualista, sin ser contrastada con la luz humanista que también tenenmos.

    Ninguno de nosotros admitiría que nos importa poco que mueran los viejos enfermos en la pandemia si nos libramos nosotros. Pero,
    ¿esto es completamente falso?

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  7. Amigo Pedro, desconocía la creación de tu blog. Cuéntame desde ahora entre tus lectores. Magníficos microrrelatos. Género difícil. No puede quien escribe librarse de la influencia de sus lecturas. Sabes bien a qué me refiero. Ánimo y un fuerte abrazo.

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  8. Muchas gracias, José Luis.
    No sé si has adivinado cierto influjo de Ciorán en las Confesiones de un maldito.
    Los microrelatos se basan en estereotipos de personas de mi entorno y de mí mismo.
    No hace falta que te anime en tu creación poética, culta y refinada.
    Es un placer releer tus poesías.

    Un abrazo.

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