RETABLO MEDIEVAL DE AYER Y HOY
Poderoso:
Yo
levantaré del seno de la Tierra obras magníficas y admirables que guíen las
vidas de los hombres en una conveniente dirección. Éstos, bajo mi mando,
producirán bienes abundantes y defenderán nuestros dominios frente a otros
hombres que quieran sojuzgarnos. Mantendré mis alianzas con una Iglesia que
despeje las críticas y trataré con los individuos más esforzados e ingeniosos,
capaces de aportar soluciones en la paz y en la guerra, hombres ambiciosos como
yo, pero que no me sobrepasen.
Indefenso:
Iré
sorteando el infortunio mientras pueda, buscando cada día el pan y el vino que
me fortalezcan, la amigable compañía, los vientos favorables…
Si todo me
va bien formaré una familia que me retribuya con una vejez amable. Hasta
entonces, trabajaré, bailaré en fiestas y celebraciones cuando escuche alegres canciones, adaptaré mi vida a las
estaciones y rezaré para que el diablo no vuelva al príncipe más codicioso de
lo que ya es.
Idealista:
Amaré la
belleza inasequible, creeré en los sueños audaces y felices, desdeñaré cercados
y fronteras, recorreré cuantos caminos de luz se ofrezcan a mis pasos y ofrendaré a
los hombres la concordia y la esperanza.
Sabio:
El poderoso
nos destruirá a todos al perseguir insaciablemente su gloria y su riqueza con
nuestras precarias fuerzas. Nos agotará con infinitas exigencias, nos culpará
de nuestras miserias y nos castigará por sus propias insuficiencias.
Con golpes
traicioneros y leyes arteras, a la medida de su conveniencia, y corrompiendo todo sistema de justicia,
impondrá el miedo y la arbitrariedad contra los hombres libres, y a los más rectos
los humillará y encarcelará.
Esclavizará
al indefenso con las mentiras de la Iglesia, que postergará la felicidad a la Otra
Vida, más verdadera y duradera que esta.
Al idealista le tratará de bufón y, cuando no
le divierta, le echará a patadas de su lado, tildándole de libertino, gandul y
vanidoso.
Final del
Poderoso
Ya anciano, tal vez comprenda que vivió egoístamente
para nada, que hundió a su Pueblo en la miseria, más aún de lo que ya estaba. Y
presintiendo que está a punto de perder su trono, su majestad, su vida, suplicará
a la Iglesia que conforte su alma y le otorgue el perdón y la esperanza de un
mundo mejor tras la implacable muerte.
Quizás la Iglesia
le conteste entonces: “No creemos en aquello que predicamos. Carecemos del
poder de perdonar, pues tal poder sólo pertenece a Dios. Tú, como nosotros, no
serviste a tu Pueblo, te serviste de él. Más nos vale que no exista el
infierno. Es todo el consuelo que te podemos ofrecer”.
Realmente es lo que somos, un plato combinado que contiene de todo un poco, animales inteligentes y además racionales.
ResponderEliminarEl proyecto lleva cociéndose unos 300.000 años, nosotros hablamos hoy solo del último tramos en que estamos.
Un abrazo amigo Pedro.
Juan Martín
Se agradece, amigo Juan Martín, tu raudo comentario.
ResponderEliminarLo de animales racionales... según y cómo. Algunas de nuestras obras: guerras, hambrunas, inquisiciones, torturas, violaciones, exterminios, matonismos mafiosos... no parecen demostraciones demasiado racionales.
Quizás nos falla la orientación.
Como especie, no deberíamos haber optado tanto por la competividad y el individualismo, y sí un poco más por la solidaridad, la justicia (honestidad) y la responsabilidad.
Un fuerte abrazo, Juan.
Cada vez creo menos en nuestra cacareada racionalidad. Mejor que racionales, creo que somos animales emocionales. En cuanto a los perfiles del retablo, echo en falta al hombre corriente de hoy, que no es poderoso ni indefenso, ni sabio ni idealista. Una persona del montón. Que cree que el mundo siempre ha sido igual y que se trata de ir adaptándose a las circunstancias. me considero mezcla de idealista y del montón. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí somos; todos tenemos algo de poderoso, de indefenso, de idealista... Pienso que sin un ideal por el que vivir y luchar la vida sería demasiado amarga.
ResponderEliminarUn abrazo amigo Pedro
En el retablo aparecen unos personajes con cierta importancia en la obra dramática que representan.
ResponderEliminarEl homo borregus o conformista está esbozado en el indefenso y el homo funcionario y el empresario en los sirvientes que rodean al poderoso,
(el Estado).
Como en tu caso, Fili, mis escritos son una forma de expresión sin apenas elaboración, tratando de divertirme inventando o recreando hechos curiosos.
Fernando, como bien dices, sin ilusión, sueños, esperanzas nos sentiríamos animales de la granja humana, siervos y prisioneros de los dioses crueles.
Todas las iglesias promueven la dimensión espiritual, que convierte este amargo valle de lágrimas en un camino de redención para los seres humanos que aspiran a un mundo mejor.
En mi retablo, una de las iglesias ("¿cuala?") aparece pervertida.
Muchísimas gracias a los dos por seguir mis publicacioncitas y regalarme vuestros comentarios.
Un fuerte abrazo a ambos.