MANIFIESTO CONTRA LA
VACUNACIÓN OBLIGATORIA PARA LA COVID-19 Y POR LA DIFUSIÓN LIBRE DE INFORMACIÓN
CRÍTICA INDEPENDIENTE SOBRE VACUNAS
Manifiesto contra la
vacuna obligatoria
Los
firmantes y las 65 organizaciones adheridas a la Coordinadora
Sin Miedo, exigimos a los responsables sanitarios, y a cualquier otra
autoridad que pueda tener competencias sobre los proyectos de vacunación contra
la COVID-19, que renuncien explícitamente a aprobar cualquier tipo de normativa
que obligue a vacunar y que difundan la información crítica con las vacunas
hasta ahora silenciada, para que los ciudadanos puedan elegir libremente
disponiendo de toda la información relevante tal como dispone la legislación
actual. Y ello por los siguientes motivos:
1. Existe documentación científica
rigurosa que demuestra que la COVID-19 es una falsa pandemia, que no hay
pruebas de que el SARS-CoV-2 se haya aislado y por tanto de que se trate de un
virus patógeno, que los test carecen de fundamento científico, que por tanto
las cifras de “casos” y los análisis epidemiológicos no tienen validez, que
existen explicaciones rigurosas para los problemas de salud falsamente considerados
“COVID19” y para los fallecidos, y que todas las medidas tomadas hasta el
momento, sean supuestamente preventivas, sean protocolos de tratamiento, sean
políticas de salud pública, son erróneas, contraproducentes, y dictadas con
objetivos espurios que nada tienen que ver con la protección de la salud y de
la vida.
2. Existen indicios sólidos que
apuntan a que este montaje ha sido una creación de los mismos personajes y
entidades globales que ya organizaron montajes similares en el pasado: la OMS,
organismo financiado por capital privado, fundaciones que negocian con las
vacunas con la Alianza GAVI y la Fundación Bill y Melinda Gates a la cabeza, y
la industria farmacéutica, entre otros; así como los CDC, Centros para el
Control de Enfermedades del Departamento de Salud estadounidense y sus
ramificaciones internacionales.
3. Es evidente que uno de los
objetivos de mantener la falsa pandemia y la campaña de terror a nivel
internacional, reforzada posteriormente con las noticias manipuladas sobre
“rebrotes” que, en realidad son cifras de positivos a un test sin base
científico-médica es justificar vacunaciones masivas que o bien se impondrán de
modo obligatorio o bien manipulando la información y silenciando las críticas y
los argumentos científicos y datos reales que muestran sus peligros, como viene
haciéndose con el resto de las vacunas para conseguir que la inmensa mayoría de
la población se las ponga “voluntariamente”.
4. Las vacunas de ARN constituyen una
nueva tecnología: no se conoce su funcionamiento ni por tanto sus
inconvenientes, efectos, problemas, consecuencias… básicamente se trata de un
experimento a gran escala que permitirá valorar otras vacunas similares incluso
contra enfermedades no infecciosas como el cáncer.
5. A los motivos genéricos que
descartan la eficacia, la seguridad, y la propia utilidad de las vacunas como
herramienta de prevención y a la documentación científico-médica e histórica
que demuestran los peligros y daños de las vacunas, cabe añadir en este caso
concreto un elemento nuevo que viene a sumar riesgos y daños y por tanto a
constituir un motivo para rechazarlas y con más razón aún para impedir que un
estado las aplique de forma obligatoria, y es el estar basadas en la llamada
“ingeniería genética” con los enormes riesgos y problemas que conlleva y que
están documentados suficientemente en todos los ámbitos en los que se está
aplicando la manipulación de ADN y ARN y especialmente en el campo de la salud
humana.
6. En lugar de introducir los
supuestos microorganismos que causan las enfermedades que se quieren prevenir o
los antígenos (proteínas) que fabrican esos “patógenos” para provocar una
reacción del sistema inmune, estas nuevas vacunas contienen ARN mensajero, que
trasmite las instrucciones para fabricar proteínas, en este caso, los antígenos
que provoquen la reacción del sistema inmune.
Aunque es
pronto para una valoración exhaustiva de esos problemas, es previsible que la
alteración del genoma y por tanto del complejo equilibrio de nuestro medio
interno y de su micro ecosistema tenga consecuencias negativas sobre la salud y
la vida.
7. El supuesto mecanismo de
funcionamiento que induce idealmente al cuerpo a producir proteínas “virales”
para provocar la fabricación de anticuerpos contra ellas lleva años probándose
sin que haya sido posible superar los problemas que provoca. Y, de hecho, según
la Universidad de Cambridge en los estudios preclínicos todas las vacunas de ARN
provocan graves reacciones inflamatorias y autoinmunes.
Aunque los
fabricantes han hecho lo posible para ocultar los efectos adversos graves e
incluso muertes que están provocando los ensayos, algunos han trascendido:
—Dos
voluntarios en las pruebas de la vacuna de AstraZeneca han sufrido mieditis
transversa durante los ensayos.
—La vacuna desarrollada por Moderna contiene Polietilenglicol (PEG) que según reconoce su fabricante puede provocar reacciones inmunes de diverso tipo, así como afecciones hepáticas y otros graves efectos adversos hasta el punto de que Moderna admite la posibilidad de que tengan dificultades para conseguir voluntarios o que puedan verse obligados a interrumpir los ensayos.
—Johnson&Johnson
también tuvo que detener la fase 3 de sus ensayos negándose a dar explicaciones
de los motivos, aunque sí sabemos que en fases anteriores ya habían detectado
eventos adversos sintéticos en un 64% de los participantes.
—Otros
efectos adversos que podrían aparecer, según la doctora María José Martínez
Albarracín, a medio-largo plazo son estimulación antagónica con predisposición
a síndromes autoinmunes, posible alteración de la estructura genética con
inducción a metaplasia y cáncer, infertilidad masculina y posible teratogénesis
y aumento del número de abortos.
—Un artículo
firmado por Peter Doshi, profesor de la Facultad de Farmacia de la Universidad
de Maryland y editor asociado del British Medical Journal, y Eric Topol,
profesor de Medicina Molecular en el centro de investigación en ciencias
biomédias Scripps Research advierten que las vacunas que se están desarrollando
sólo servirían para proteger de las formas leves de la COVID-19.
8. Desde un punto de vista
estrictamente legal, la Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la
autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica establece en su artículo 2.2 que “toda actuación en el
ámbito de la sanidad requiere, con carácter general, el previo consentimiento
de los pacientes o usuarios.
El consentimiento, que debe obtenerse después de que el paciente reciba una información adecuada, se hará por escrito en los supuestos previstos en la Ley”.
9. El derecho básico de libre consentimiento previa información se recoge igualmente en la Declaración de Lisboa firmada en 1981 y revisada en 2005, en el Convenio de Oviedo de 1997, en la Declaración de Gijón de 2000, la Declaración Universal sobre Bioética de 2005, y en la Ley 14/1986 de 25 de abril, General de Sanidad en sus artículos 10 y 28, que además añade que “no se podrán ordenar medidas obligatorias que conlleven riesgo para la vida”.
Finalmente,
el Código de Deontología Médica del Consejo
General de Colegios Oficiales de Médicos (julio 2011) establece en su artículo 9: “El médico respetará las convicciones
de sus pacientes y se abstendrá de imponerles las propias” y en el artículo 12: “el médico respetará el derecho del
paciente a decidir libremente, después de recibir la información adecuada,
sobre las opciones clínicas disponibles. Es un deber del médico respetar el
derecho del paciente a estar informado en todas y cada una de las fases del
proceso asistencial. Como regla general, la información será la suficiente y
necesaria para que el paciente pueda tomar decisiones”.
(Negacionistas
a la manipulación y las mentiras contra la ciudadanía)
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