Por querer a alguien pinchar
dos mil peones vinieron,
que mi pellejo escogieron
pa poderlo banderillear.
Conste, pues, que me
agredieron,
que en mi pacífico hogar
ni me dejaron cagar,
pues con crueldad
irrumpieron.
Ni los lobos, al cazar,
más violencia pusieron
en el empeño que hicieron
sus ganas de atravesar
la piel que padres me dieron.
Y por eso, yo, a negar
virtud alguna sin par
a las vacunas que fueron,
me da susto declarar,
no vaya a ser que volvieran,
crueles, ellos, e insistieran
en más puntazos que dar.
VERSIÓN DEL MENDA DEL BLOG
Ansiosos por inyectar
a algún miserable lego
mi vil pellejo escogieron
buscando banderillear.
Conste, pues, que me
agredieron
en mi pacífico hogar,
sin dejarme ir a cagar,
pues con crueldad me
jodieron.
Los felinos al cazar
no resultan ser tan fieros
como aquellos que vinieron
rabiosos por me pinchar.
La piel mis padres me dieron
pa vivir y respirar
y no pa aguantar puyazos
que me puedan enfermar.
Esto declaro con miedo,
con temor de que volvieran
con jeringas traicioneras
la faena a rematar.
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