viernes, 17 de septiembre de 2021

 

EL TREN HOMICIDA DE LOS SUICIDAS INCONSCIENTES

 

Un tren atestado de pasajeros surca espacios y tiempos velozmente, alejándose de una plaga mortífera.

No responde a las señales de prudencia y control que encuentra a su paso.

En vez de considerar los riesgos, que asume innecesariamente, acelera y crea nuevas medidas sanitarias para los pasajeros, medidas que afectan tanto a personas muy mayores como a infantes y embarazadas.

Sus conductores, a través de un circuito cerrado de televisión, insisten en que todo va bien, en que se está haciendo lo correcto y en que no hay que preocuparse de otra cosa que observar las medidas científicas que se vienen imponiendo por el bien común.

Cierto personal del tren se ocupa de lanzar de noche, al exterior, las víctimas del confinamiento y de las medidas sanitarias en marcha contra la plaga, evitando así molestos requerimientos y dudas razonables que podrían cuestionar el desesperado viaje.

Pero las dudas aparecen, los inconformistas piden explicaciones y hasta pequeños conatos subversivos se manifiestan, proponiendo debatir beneficios y riesgos del viaje, e incluso detener prudencialmente el tren.

La política de los conductores del tren es negarse rotundamente a revisar sus medidas de fuga descontrolada y temeraria.

Y, como cuentan con grandes recursos, organizan grupos que neutralicen las opiniones adversas a su plan. Salen a escena los desmentidores y voceros de su propaganda televisiva alegando que, fuera de la verdad única e infalible de los conductores, todos son bulos y conspiraciones intolerables contra la salud colectiva.

Entre los pasajeros, un pequeño grupo investiga tanto la plaga pandémica como las medidas en curso para combatirla, el extraño y frívolo comportamiento de los conductores y el incomprensible seguidismo de los pasajeros.

En su opinión la plaga no es tan alarmante como fue presentada en un principio. Los muertos son proporcionalmente insignificantes frente a otras enfermedades víricas, cánceres, suicidios e infartos, que se han incrementado con las nuevas medidas sanitarias.

Por otra parte, les parecía incomprensible que los conductores no atendieran a los hechos flagrantes que evidenciaban sus errores y contradicciones. 

Muy al contrario, parecían ciegos, sordos y mudos a las denuncias, requerimientos, y serias advertencias sobre la realidad. Sólo atendían sus propios recuentos partidistas y sus terribles medidas contra natura.

Respecto al seguidismo acomodaticio de la mayor parte de los pasajeros, los investigadores concluyeron que una operación de lavado de cerebro, que incluía la sugestión hipnótica de creer exclusivamente los mensajes propagandísticos de los conductores y rechazar los alternativos, estaba siendo llevada a cabo con mensajes subliminares.

Los pasajeros estaban convencidos de razonar y tomar sus decisiones libremente sin sospechar siquiera la manipulación mental y emocional de la que eran víctimas.

No obstante, los pasajeros no podían evitar que el doble pensar les creará inseguridad y miedos añadidos, ya que lo que “opinaban” sobre la situación en que se hallaban inmersos no acababa de cuadrar con la realidad que vivían y se iba transmitiendo casi en secreto, para evitar la censura ominosa de los conductores y sus veladas amenazas.

Los investigadores concluyeron que el viaje, desde su origen a su probable destino, no perseguía la salvación de los pasajeros sino su reducción subrepticia mediante mentiras; medidas de control tecnológicas y electromagnéticas;  y substancias esterilizadoras y productoras de coagulación sanguínea, con las que envenenaban las supuestas vacunas, alimentos y el aire de los vagones.

Sólo los más fuertes, genética y energéticamente bien dotados, llegarían al reino robótico y sin libertades personales que esperaba al tren en el término del macabro viaje.  


3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Muy bien novelado. siempre me ha gustado mucho como escribes, ya lo sabes, aunque en este caso no comparta tu opinión al respecto. Cuál será la verdad?. Un beso

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  3. La verdad será, por fin, revelada al término del viaje.
    Permanezcan en sus asientos sin quitarse las mascarillas.
    Una azafata pasará a proporcionarles la tercera dosis en breves momentos.
    Aguanten, por favor, sin quejarse, los efectos secundarios, que serán un poco más molestos y variados que en la anterior inyección de la vacuna salvadora y madre nuestra.
    Hasta una nueva emisión con los mensajes de la autoridad incompetente, gracias por su atención.

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