LA GRAN MALDAD DE LA MEDICINA VÍRICA
¿Por qué los virus (incluido el coronavirus) NO SON la causa de la enfermedad?
“El mito del contagio” Dr. Thomas S. Cowan
Mientras el
virus del sarampión no ha mutado en 100 años, ni los de la
varicela, las paperas, la viruela… el supuesto virus del Sars-Cov-2 ya ha
producido 8.000 mutaciones. (La gripe tiene apenas una mutación anual).
El Sars-Cov-2
no ha sido aislado, purificado ni demostrada su existencia por NADIE hasta la
fecha.
Atribuir la
enfermedad inmune-deficiente respiratoria al virus es un error garrafal,
comenzando porque en NINGUNA autopsia
de “afectados por Covid” aparece ningún coronavirus. No existe prueba ALGUNA de
una infección vírica en esta terrorífica crisis o farsa “pandémica”.
La polio
desapareció cuando se eliminó el DDT, el escorbuto cuando se aportó al
organismo la vitamina C que necesitaban los afectados… pero antes los científicos echaron
la culpa de ambas enfermedades a los virus.
Las
enfermedades, salvando las lesiones por accidente, se producen por
desequilibrios bio energéticos. Traducción para entendernos: por envenenamientos
con contaminantes y por carencias esenciales (“hambre”) de los tejidos.
¿Por qué no
empezamos preguntándonos qué venenos o sustancias tóxicas estamos ingiriendo?, ¿y
qué nutrientes esenciales NO estamos tomando regularmente?
Transgénicos,
aditivos y conservantes, plaguicidas y fertilizantes químicos, herbicida de
glifosato, drogas, fármacos, vacunas, carnes de animales enfermos criados en
macrogranjas, chemtrails con boro, manganeso, aluminio, grafeno… (el Ministerio de Sanidad ha aprobado la Orden SND/351/2020, publicada
el 16 de abril de 2020 en el BOE, por la que se autoriza a las unidades militares
correspondientes a utilizar biocidas a través del aire, sustancias
desinfectantes que controlan cualquier organismo nocivo y autorizadas por Sanidad, en las labores de
desinfección para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19), etc. ¿son saludables?
¿Por qué no
nos preguntamos si las radiaciones electromagnéticas masivas (5G), que inundan
nuestra atmósfera y nuestros despreocupados bolsillos donde alojamos el móvil, pueden estar
intoxicándonos? ¿Las recientes enfermedades con síntomas inflamatorios no están
acaso directamente relacionadas con las radiaciones del 5G?
Según el Gobierno
TODO lo señalado en los dos últimos párrafos es perfectamente inocuo o
suficientemente controlado, pero no así un virus fantasma que es el ÚNICO
VERDADERO culpable de todo lo que nos enferma y atribula, (en el franquismo eran Satanás o/y el comunismo).
Las vacunas
anti Covid, solución genial contra
el virus fantasma, están provocando un envenenamiento masivo de la población, completamente
contraproducente con la propaganda salvífica que nos venden. Es decir, están
agravando brutalmente las condiciones de salud dudosas en que nos desenvolvíamos últimamente los “homo biotecnocráticus”.
Casos
reales, estadísticas y datos incuestionables muestran los imparables efectos nocivos y
mortales en recién nacidos, embarazadas, adolescentes, adultos y ancianos, a
través de embolias, miocarditis, pericarditis, hepatitis y un montón de
afecciones de todo tipo, causados por las Covid “vacunas” no garantistas.
Si buscas los
agentes causantes de una enfermedad con rigor y honestidad no prohíbes las autopsias,
ni anulas las investigaciones que no te gustan, ni prescribes y promocionas fraudulentamente
terapias irresponsables, desinformadas, de forma masiva e indiscriminada.
La maldad se
infiere de la insistencia en causar daño pese a fehacientes pruebas de las
consecuencias fatídicas de las vacunaciones.
La maldad se
infiere de la ocultación parcial o total de las investigaciones y análisis críticos que desenmascaran la conspiración global.
También se
infiere de la manipulación chapucera de los PCR y de las campañas alarmistas
alimentadas con el simple aumento de la intensidad de las radiaciones
electromagnéticas. Pero, sobre todo, con la persistencia del plan exterminador
y destructor del sistema inmunológico humano a través de las terribles
vacunaciones experimentales, chemtrails y radiaciones de electromagnetismo.
Un pensador
actual proclamó que cuando viéramos morir a nuestros hijos y nietos por las
vacunaciones nos rebelaríamos y acabaríamos con este Sistema criminal mafioso y
desalmado. Pero ni por esas.
Equipos de
investigadores independientes, abogados y médicos indignados están presentando
acusaciones de genocidio contra La OMS, la ONU, los gobiernos, las compañías
farmacéuticas que se enriquecen fraudulentamente sembrando la enfermedad y la
muerte, etc.
La Matrix
televisiva ha realizado y realiza un gran papel embaucador para que sigamos
mirando al lugar equivocado, los falsos virus, mientras nos intoxican con
adenovirus de animales, grafeno, nanopartículas robóticas y otros venenos,
obsequios gratuitos de las vacunaciones.
La medicina actual achaca todo a los virus: los contagios son víricos, las pandemias son víricas, todo lo causan los contagiosos virus. Pero es mentira.
Vengo relatando desde hace tiempo dos realidades que rebotan en la mente de quienes me escuchan como verdades indigestas: 1.- La industria química (particularmente la farmacopea) es una mafia poderosa bien arraigada en nuestro Sistema.
2.- La industria de telefonía móvil es la nueva mafia arrasadora a quien nadie pone freno ni control, es un verdadero caballo de Troya que nos tiene embobados por el entretenimiento y mundo virtual que nos ofrece.
Ambas industrias sitúan el negocio por encima de la salud. Ambas son las causantes de la destrucción del sistema inmunológico de las personas, de los cánceres y nuevas enfermedades (incluida la falsa pandemia) y de incontables muertes.
Quienes manejan dichas industrias, políticos en general, periodistas y muchos sanitarios... lo saben pero mantienen la perversión criminal por intereses espurios, vendiendo vergonzosamente sus almas al lado oscuro.
Mirar de
frente al MAL no es propio de cobardes.
Enrocarse
contra la realidad es la mejor manera de anular la CONSCIENCIA, lo que
repercutirá en detrimento de la CONCIENCIA humana.
Si tenemos
libre albedrío también tenemos responsabilidad kármica. Elegir obedecer no nos
exime de nuestra responsabilidad con la humanidad y mucho menos si colaboramos
con el MAL.
Quien tenga
ojos para ver que mire y quien tenga oídos para oír que escuche.
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